Los ganaderos con cuernos largos organizan una “estampida longhorn”. Desean darle a Chihuahua una identidad vaquera, si por tal se entiende “cowboy”. Obviamente que están involucradas las autoridades que para evadir el bulto de los grandes problemas que tenemos, se la quieren pasar en el carnaval permanente.

Esta festividad se da simultáneamente al anuncio de que se ha aperturado el mercado de la carne y que, como es obvio, habrá una competencia mayor que ojalá y redundara en el abaratamiento de ese producto para facilitar el consumo de los que menos tienen. Probablemente haya bifes argentinos a mejor precio, como ya sucede con los vinos de aquel país sudamericano y los que se producen aquí en Encinillas.

Los ganaderos chihuahuenses se enorgullecen de exportar ganado en pie, presumen carnes de calidad, pero hay una doble realidad a tener en cuenta: ese ganado no se traduce en buenos precios para el consumo local. Es calidad de exportación, pero está vedado su consumo aquí, por una parte. Por otra, que los trabajadores (los vaqueros) viven en los predios ganaderos en calidad de peones acasillados.

Con todo y esto, en estos días muchos recursos públicos estarán destinados al Chihuahua vaquero.

Qué tiempos aquellos en que Francisco Villa ordenó que en todas las carnicerías del estado de Chihuahua se expendiera carne a precios populares. No estaría mal que en eso se repitiera la historia.