sergio-nevarez-12jun2015
Sergio Nevárez.

Como es público y además notorio, el déspota, mafioso y autoritario Enrique Serrano Escobar abrió sus pretensiones para suceder, como gobernador, y desde luego hombre de paja, del cacique Duarte. Nada que no se supiera. Sin embargo, no es ese el tema de estas líneas, se deslizan a comentar las miserables declaraciones de Sergio Nevárez Rodríguez, líder de la fracción del PAN en el Cabildo del municipio de Juárez. Sin rubor, sin hacerse cargo de la realidad juarense, la tiranía corrupta instalada en Chihuahua, y sobre todo del mínimo espíritu partidario, manifiesta sus simpatías por esa eventual candidatura. Y vea usted la pobreza de sus argumentos: “Me agrada que sea un juarense quien pudiera llegar a ser gobernador, para que Juárez ya… reciba dignamente lo que merece”. Incluso cae en una explicación más que absurda: los resultados electorales de Juárez, que en una de sus lecturas posibles nos dice que hubo un rechazo a las estructuras del poder actual, más allá de los resultados electorales favorables al PRI. Pero, contradictorio, dice que no le gustaría que Serrano abandonara antes sus responsabilidades; flaco favor le hace al PAN cuando dice que en verdad no hay muchos candidatos de aquella localidad y se desplaza a prodigarle elogios al pretendiente de la gubernatura.

Bajo esa lógica, por cierto de factura reciente durante el duartismo, los 67 municipios de la entidad tendrían que esperar, los que quedaran a la cola, casi 4 siglos para que un preclaro hijo de las variadas demarcaciones territoriales de Chihuahua llegara a solventar los problemas.

Hablo de miseria porque parece que al regidor Sergio Nevárez Rodríguez no le roza por la cabeza lo que es un sistema representativo, el Estado de Derecho, la planeación democrática, y tantas y tantas herramientas del Estado moderno que hacen posible, sobradamente, rebasar la peregrina idea de que a las ciudades y municipios les va a ir bien cuando llegue alguien que nació ahí. Además, no se da cuenta el regidor que piensa discriminatoriamente y que eso hasta puede llegar a ser delito.

En la misma línea se observa miseria cuando Juan Blanco declara, constancia de mayoría en mano, que se acercará a César Duarte. A estas alturas ya no se sabe si en su calidad de gobernador o abogado de Unión Progreso.

Pobre PAN: tan cerca de los deliquios del poder pero tan lejos de personajes como Manuel Gómez Morín y demás próceres panistas del corte de Guillermo Prieto Luján.

Alcaldes congratulados

Manuel Duarte Olivas
Manuel Duarte Olivas

Ya metidos de lleno en la industria del desplegado laudatorio, los alcaldes de Rosales, Saucillo, Camargo, Julimes y Meoqui publicaron en media plana un desplegado dirigido a endulzarle la vida a César Horacio Duarte Jáquez. No es cosa de risa, la usted: “Este triunfo en las urnas acalla voces malintencionadas, pero más importante, fortalece y refrenda la dirección que usted ha impuesto en el manejo responsable de las políticas públicas del estado”. Para concluir: “Conociéndolo, sabemos que también lo tomará como un estímulo para redoblar esfuerzos en el tramo final de su mandato y así dejar un Chihuahua mejor”. El responsable de la publicación –ignoro su progenia– se apellida Duarte Olivas, es alcalde de Meoqui, donde se le repudia por hechos de corrupción que han trascendido las fronteras de ese municipio.

Comentando el desplegado, no tenemos menos que decir que en los regímenes tiránicos y corruptos, los aduladores recurren a un lenguaje que les solventa a ellos nada más su permanencia en el propio sistema y, por tanto, no tienen límites al expresar, y desde luego pagado con dinero público, interpretaciones carentes absolutamente de sustento. Es el viejo lenguaje de la Guerra Fría en el que se insinúa que hay unos malosos, conspiradores, malintencionados, que no dejan trabajar al gobierno. Pero luego resultan incoherentes porque hasta llegan a considerar que esas actividades se convierten en “fortalezas” y hasta en “estímulos”. En realidad nadie les entiende de fondo; en la forma todo está claro: se trata de la burda lambisconería del PRI, del PRI de hace cincuenta años, que para desgracia de Chihuahua nos trajo el cacique a estas tierras.