Columna

Maru y sus “buenos resultados”: la realidad tiene otras cifras

Tanto presume el gobierno de Maru Campos su lema de “resultados” en toda la propaganda que se despliega en cada rincón del estado de Chihuahua, que cae precisamente en la fatídica e histórica premisa de repetir a cada rato una mentira hasta volverla verdad. No lo digo, lo respaldan las cifras, los números, los datos duros. Lo que no se dice a nivel local es que los “resultados” también pueden ser “negativos” y que las “oportunidades” no han sido para todos.

Ese constante martillazo publicitario le cuesta millones al erario para sostener una imagen de bienestar social –y de paso personal para los gobernantes panistas de Chihuahua– , pero a la hora de contrastar ese discurso demagógico con cifras razonables y el análisis de cualquier organización medianamente seria, encontramos que ese estado de abundancia no se corresponde con la realidad.

Esta vez, la encuesta del Semáforo de Movilidad Social, que aplica continuamente la empresa Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) concluye, entre otras muchas cosas, que el estado de Chihuahua se mantuvo con un 70.9% de pobreza laboral en 2024 respecto del año previo.

Se trata de un indicador importante que revisa la “persistencia de pobreza laboral” en todas las entidades federativas del país; es decir, se refiere al “porcentaje de hogares que permanecieron en pobreza laboral durante un año” y cuyos hogares están en situación de pobreza laboral porque “el ingreso per cápita laboral no les permite comprar una canasta alimentaria”.

Como su nombre lo sugiere, ingeniosamente la encuesta utiliza de manera literal los colores del semáforo como guía visual: los que están en verde, como Coahuila o Jalisco (53 y 58 por ciento, respectivamente), tuvieron, dentro de lo que cabe, un mejor desempeño en ese tema, una baja proporción de hogares en esta situación.

El rojo del semáforo indica una alta persistencia de pobreza laboral. Mientras que el verde señala una baja proporción de hogares en esta situación.

Sin embargo, Chihuahua (70.9%), Guanajuato (76.9%) y otros estados del sureste mexicano casi rozan el color rojo (curiosamente les asignan un naranja), que indica una alta persistencia de pobreza laboral, con las peores cifras que se traducen precisamente en guarismos reveladores en sus respectivos dominios políticos y geográficos.

De acuerdo a la encuestadora, en el caso de Chihuahua, esa cifra de 70.9% representa el hecho de que la gente inicia el año en un nivel de pobreza que no le permite comprar la canasta básica y llega a fin de año en la misma condición de pobreza.

O lo que es lo mismo, no existen condiciones de empleo e ingreso suficiente para que haya movilidad social y se salga de esa pobreza. Chihuahua entonces, sentencia el estudio, “es un lugar muy desigual y que no tiene condiciones para reducir la pobreza”.