Columna

Maru reaviva el legado del pedófilo y legionario Marcial Maciel

Pongamos contexto: de su enésimo viaje a Washington no trajo nada para la comunidad. La constante noticia es la revisión de los penales y la humillación de los reclusos, en particular de los inocentes y los que esperan sentencia.

En medio de ese desastre coyuntural, la gobernadora ahora anuncia el Torneo de la Amistad, un evento multideportivo con tintes de internacional pero con mucha carga elitista e ideológica, en la que afloran sus convicciones personales.

Tal evento se pretende realizar, según publicó El Heraldo de Chihuahua y otros medios, con la colaboración del Colegio Everest y la Prepa Anáhuac de Chihuahua, y la participación de 90 colegios de México e instituciones provenientes de El Salvador, Colombia, Venezuela y Filipinas, apoyándose en el selecto Club Campestre.

Maru Campos al servicio de la estructura católica.

Aparentemente se trataría de un evento que propiciaría el turismo y la derrama económica que el mismo pueda traer a la ciudad de Chihuahua, que es escogida por la cercanía con el alcalde Marco Bonilla. Pensar que esto pudiera organizarse en Ciudad Juárez es impensable por una actitud absolutamente facciosa y excluyente con la ciudad fronteriza, aparte de la inseguridad endémica a la que no se le ve solución alguna en el panorama inmediato o mediato.

Pero ese es un aspecto. El más grave es que en el fondo una función pública tan importante que tiene que ver con la educación se entrega a los Legionarios de Cristo del pedófilo Marcial Maciel, quien murió impune después de sus atrocidades sexuales, harto conocidas y toleradas por la curia vaticana.

Las fachadas de los Legionarios, en este caso, son los colegios Everest y la preparatoria Anáhuac, que pertenecen a los aparatos y negocios que creó el michoacano Maciel y que tienen su asiento en la ciudad de Chihuahua.

Este es un caso prototípico de cómo María Eugenia Campos Galván, y desde luego su mamá también, María Eugenia Galván Antillón, directora del DIF estatal; naturalmente Luis Serrato, Coordinador del Gabinete, un yunkista o algo parecido; y la secretaria de Educación, Sandra Gutiérrez Fierro, anteponen sus convicciones personales, su catolicismo ultramontano, y en ocasiones fascistoide, a lo que la Constitución dispone como un Estado laico.

Es obvio que la estructura educativa de carácter público que depende de la administración central que encabeza María Eugenia Campos, es despreciada burdamente en favor de las órdenes religiosas mencionadas. Igual relegamiento sufre la Universidad Autónoma de Chihuahua y demás entidades de educación superior instaladas en la ciudad capital del estado.

Se antepone la convicción privada al deber público, constitucional. El sesgo ideológico es más que evidente y detrás del mismo está la promoción personal de la gobernadora y su maridaje con las élites económicas de Chihuahua que cojean de la misma pata y juegan golf en El Campestre, a donde llevarán a los turistas del torneo.

No es la consagración que César Duarte hizo del estado y su familia al Sagrado Corazón de Jesús, de la mano de Constancio Miranda Weckman, pero es la derivación práctica de la misma.

Mientras esto sucede, los maestros sindicalizados duermen en sus laureles. Algunos adictos al charrismo sindical están más preocupados por llevarle prosélitos a Claudia Sheinbaum, que en defender las piedras angulares de la educación pública que aquí se denosta por el gobierno del estado con este anunciado torneo.

Los partidos políticos como MORENA están a años luz de esta problemática, o no les interesa. Los diputados duermen en sus curules.

En la academia a lo más que se llega es a desenterrar muertos de luchas pretéritas, y de los que dirigen la masonería, ni hablar, ellos se dedican al lucro y a un lejano recuerdo de lo que fue la ilustrada institución para combatir al clericalismo en la vida pública del país.

Ojalá alguien sacara la casta.