Tratando de levantar liderazgo en el Tribunal Superior de Justicia del Estado de Chihuahua, que desde luego aprovecharía después para su propia causa, el ínclito magistrado, Luis Villegas Montes, convoca a los inconformes con los resultados del examen para nombrar jueces civiles a que los impugnen, y propone la destitución de la Consejera de la Judicatura, Luz Estela Castro Rodríguez, a la que acusa de haber generado tal “basura”. 

Es el único funcionario judicial de su jerarquía que levanta la voz en pos de que dicho examen vuelva a practicarse con contenidos y aplicación que permita a que los que aspiran a ocupar los cargos mencionados estén en condiciones de aprobarlos, ya que predomina la opinión en el sentido contrario: el examen se elaboró y, por ende, se sujetó a los sustentantes a un procedimiento que propician la reprobación, y así, privarlos de las plazas judiciales que algunos ocupan hace más de diez años. El resultado sería, en esta visión, asignar los puestos a los protegidos de Castro Rodríguez.

Independientemente de las consideraciones que puedan formularse al respecto, sobre todo a partir de cuando se tenga acceso a la materia de discusión, es innegable la capacidad con que juzga esto el magistrado, al proceder en defensa de los aspirantes a jueces y que pone en alto la estima redentora que le merece la configuración del cuerpo judicial del estado, impelido sin duda por la inequidad que, indudablemente, advierte entre la propia designación que le dotó el cargo que pertrecha su protesta y los anhelos, esfuerzos y consecuentes frustraciones que impulsaron, y después sufrieron, los participantes en el certamen que reprobaron. 

En otros términos, Villegas Montes, en tiempo de la tiranía duartista, sólo pasó la prueba de la componenda, la traición a su antiguo credo panista, adhiriendo su lealtad a una camarilla legislativa azul cómplice del anterior cacique Duarte, lo que muestra su complicidad grupal (son parvada) con el anterior gobernante para ungirse magistrado. 

Tampoco es remoto que con la impugnación que propone del examen, trate de evitar que después, si cambian las condiciones actuales que le favorecen, se le pueda aplicar en lo personal y lo pongan en el predicamento que pasaron los sustentantes que quiere capitanear, pues de llegar a ocurrir tal evento, se podrían anticipar los resultados funestos que le produciría, pues es vox populi que aun cuando se permitiera que todos los “oxigenadores” juntos lo resolvieran, salvo las honrosas excepciones que representan algunos de los trece del bloque de magistrados duartistas, podrían aprobarlo.

¿Cuáles serán los verdaderos motivos del lobo? Hoy por tí, mañana por mí. Eso explica que Luisín sea paladín.