Columna

Jaime Herrera Corral o el otro mitómano

No cabe duda de que en la burocracia los malos jefes imponen sus pésimos estilos a sus subordinados, y no se diga a sus cómplices en labores de corrupción política. Si mitómano César Duarte, mitómano Jaime Herrera Corral, que el día de hoy ha hecho circular a través de diversos medios el contenido de un “análisis” publicado en la revista AR (aregional), que dirige el priísta Jesús Alberto Cano Vélez, que se ha distinguido por ocupar cargos de diputado y dirigente partidario, y que ahora nos lo quieren hacer pasar como una especie de fuente de la verdad indiscutible. En realidad Cano Vélez estaría también en una especie de conflicto de interés, pues por un lado vende los contenidos que le piden a modo los caciques regionales de los estados y, por el otro, es director de la Sociedad Hipotecaria Financiera. En otras palabras, es más juez que parte y pretende ser las dos cosas a la vez, en franca incompatibilidad.

Jaime Herrera recurre a la mentira y al lenguaje nebuloso para explicar el desastre financiero de Chihuahua y, leída entre líneas la revista a su servicio, vemos que el fideicomiso carretero avanza en dirección de un atraco a todos los chihuahuenses, como lo hemos advertido en el texto publicado en esta columna, cuyo link proporcionamos AQUÍ

Pero la mentira y la mitomanía de Herrera Corral no le da para mucho; él mismo reconoce que las malas decisiones de estos años tendrán consecuencia en la década que se inicia en el 2030. Pero a esto hay que agregar la cínica inmoralidad de pretender presentar al cacicazgo duartista y al manejo de la Secretaría de Hacienda como algo ejemplar en materia de transparencia y rendición de cuentas, cuando aquí en Chihuahua sabemos que lo que ha imperado es la opacidad y la corrupción que se ejemplifica con el escándalo Unión Progreso.

Herrera Corral ha incurrido en un delito continuado por tener intereses contradictorios entre su calidad de funcionario público y funcionario y accionista de un banco apalancado con las arcas públicas. Las investigaciones que se siguen ante la PGR en contra de su jefe y de él mismo, tarde o temprano van a rendir frutos y tendrá que encarar a la justicia penal por sus incalificables delitos. Pero como el negocio que regentean es muy lucrativo, le invierten a publicaciones, como la de Cano Vélez, con la pretensión de engañar a los chihuahuenses de que aquí vivimos en el mejor de los mundos posibles. Si no hacemos un detenido análisis de los contenidos de la revista en cuestión, es porque los mismos parten del sofisma de petición de principios: dan por verdaderas las premisas para hablar de las convenencieras conclusiones. Pero esas premisas son falsas y no se sostienen, y por tanto es un nulo esfuerzo tratar de desenmascararlas en su propia presentación.

Una verdad está clara: la mitomanía se ha hecho el estilo de gobernar de delincuentes de la ralea de César Duarte y su encargado de finanzas, el agrónomo Jaime Herrera Corral. En lo particular, no nos extraña el comportamiento de este último; si trata a sus oponentes de manera violenta y a huevazos, como sucedió hace meses, qué más le puede costar mentir a través de una revista de uno de sus tantos compinches que dependen partidaria y presupuestalmente del mismo pacto de impunidad que impera en el país.