Echarle la culpa al pasado es una práctica recurrente de los malos gobernantes. Además ha sido materia de la picaresca más ruin de que se tenga memoria y al frente de la cual están los gobernantes mexicanos. 

Sea esta una simple premisa para explicar el desempeño de Gilberto Loya, secretario de Seguridad Pública del gobierno maruquista y que ha sido un personaje llamado fracaso en el cargo que a diestra y siniestra se le solapa para que continúe en sus despropósitos. Incluso elementos de la corporación de la Policía Estatal se han comunicado a esta columna para expresar su malestar sobre todo en materia de corrupción, pero no dan la cara por las represalias que pueden sufrir.

Ahora Gilberto Loya nos viene con la novedad de que hubo más homicidios durante los primeros tres años del gobierno de Corral en comparación con los tres que lleva su abúlica jefa que se entretiene hablándonos de Babel, perdón, Centinela.

Para los malos gobiernos no hay como endilgarle al pasado, a un malo y perverso artífice culpable de todo lo imaginable. Hoy está de moda Javier Corral, que tiene lo suyo. Lo ha hecho López Obrador con Fox y Calderón, y qué caray, porque no lo va hacer el gobierno de Maru con su excorreligionario Corral.

Cuando las estadísticas se manejan a modo, sirven a cualquier propósito y Gilberto Loya lo sabe porque es un mentiroso contumaz.

En este apunte, quiero concluir con dos observaciones: ¿no fue acaso Gilberto Loya corresponsable de lo que ahora acusa cuando fue aprendiz de policía en el gobierno municipal de Campos Galván, y acaso no fueron compinches en el mismo partido y por tanto copartícipes de la inseguridad que ha vivido Chihuahua?

Gilberto Loya: entienda que es un insulto a la inteligencia lo que usted declara para justificar el desastre de este gobierno y de paso, que muertos más muertos menos el asunto no es de funeraria.