Filas muy largas de madres con sus hijos se formaron con motivo de la reinauguración de la Ciudad Infantil en Chihuahua.

Filas sorprendentes y reveladoras.

Sorprendentes porque antes de la clausura por la pandemia no se veían de ese tamaño; reveladoras porque la gente está harta del encierro y las restricciones, quizá padeciendo el daño psicológico que se registra en los menores de edad y que ya algunos catalogan de una pandemia que dejará graves daños proyectados hacia el futuro.

Eso es lo fundamental.

Pero no está de más una nota al margen: la obra en la que está involucrado el gobierno del estado y su DIF deja una lección. La ciudadanía reclama obra, y la agradece cuando llega. Sólo una avenida, la conocida como Tecnológico deja una moraleja: hacia el lado de la Deportiva, incuria y descuido; y hacia la Ciudad Infantil, atingencia, que llega tarde, cierto, el último domingo, pero quizá porque el COVID-19 se atravesó.