eduardo-ramirez-3mar2015

No le vendría mal a Eduardo Ramírez Balderrama, presidente de la CANACO, informarse previamente de los temas sobre los que declara a los medios. Dando fe de duartismo, habla en torno a los sucesos del sábado 28 de febrero. Para iniciar por algún lado, confunde a Unión Ciudadana con Movimiento Ciudadano, lo que subraya su desconocimiento, ya que el primero es un movimiento social y el segundo un partido político. Pero eso es lo de menos. Bien sabemos que los líderes empresariales es frecuente que vivan en una burbuja que los hace inmunes, lamentablemente, a la información precisa. Por otro lado, este líder piensa que se ha ofendido al país de Alicia, o sea, al Chihuahua de las Maravillas. En efecto, piensa que el ejercicio de los derechos “dan mala imagen”, sin ponerse a realizar un deslinde de quién tiene la responsabilidad en todo esto. Unión Ciudadana tenía primacía para ocupar el lugar que le usurpó el municipio, cumpliendo las órdenes del cacique local. Eso lo sabe todo lector con mediana capacidad para informarse en la deficiente prensa local. Así es que a Eduardo Ramírez Balderrama le es recomendable aquello de conectar el cerebro con la lengua, porque a ese paso hasta dudas genera en torno al secuestro que padeció. El que cuenta una mentira por lo general ha contado otras antes y puede contar otras después.

 

Espinoza y Romero: laboralmente polivalentes

 

Ahora que el modelo neoliberal de trabajo se impuso con su flexibilidad y polivalencia, vemos que la empleomanía no tiene límites en el país y en el estado. Los recientemente defenestrados Pablo Espinoza y Raymundo Romero, el primero de la Secretaría de Educación, Cultura y Deporte, y el segundo de la Secretaría General de Gobierno, ahora los han recogido para ubicar, al primero, en la COESPRIS (Comisión Estatal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios) y, al segundo, en la delegación estatal de la CONAGUA (Comisión Nacional del Agua). ¡Qué versatilidad! Pablo, de operador electoral del PRI pasó a dirigir la educación, la cultura y el deporte y ahora es nuestro protector para riesgos de sanidad, desde luego no electorales. Romero fue en algún tiempo director de un ingenio azucarero, luego experto en bosques –de la caña a la conífera–, luego una larga estadía como consejero sin cartera del gobierno de Chihuahua, para convertirse en el hombre de los “protocolos” de la Secretaría General, y de ahí…. al agua lo que es del agua. ¡Qué polivalentes salieron!