Pues este lunes arrancaron la marcha las “corcholatas” –así llamados los aspirantes morenistas por el presidente– y los adherentes de última hora, para que, en medio de la vista gorda que se hace el ahora INE lopezobradorista por las violaciones a las leyes que ese proceso representa, busquen la bandera de MORENA que los llevará a la contienda de 2024

El recorrido que hará cada “corcholata” simuladamente por el país, se empata ya con las maromas propias de los aspirantes regionales, muchos de ellos impresentables, dado el historial de MORENA como movimiento de izquierda.

Ahí tienen, por ejemplo, a Fermín Ordoñez, un duartista que ha sido tan hábil que ya antes se había colado a una candidatura perdida por el Distrito 18 en las elecciones pasadas, pero inserto en la coalición encabezada por MORENA donde ahora pretende ir por la candidatura a la Presidencia municipal de Chihuahua.

Los panistas hacen lo propio, y hasta la expriista Adriana Fuentes quiere competirle a Mario Vázquez la candidatura para el Senado. Por cierto, Vázquez también viola la ley colocando espectaculares en la ciudad bajo el pretexto de que se trata de una entrevista, en un supuesto medio de información, de esos que se inventan a modo para simular las infracciones electorales que el IEE debería estar igualmente sancionando.

Y mientras eso ocurre, el engranaje del poder se mueve. López Obrador acaba de nombrar a Luisa María Alcalde como secretaria de Gobernación, en lugar del espacio que deja Adán Augusto López, suplido durante unos cuantos días por el subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración, Alejandro Encinas.

La elección de Alcalde, hija de Bertha Luján, la chihuahuense más cercana a López Obrador, envía señales claras sobre las adhesiones en tiempos de corcholatismos. Todo mundo sabe de las cercanías de los Alcade con la hoy promotora de sí misma, Claudia Sheinbaum.

Pues así están las cosas desde la meta lopezobradorista por su sucesión. Y como dice el clásico, cosas veredes…