El golpe que se cierne sobre el Poder Judicial tiene más trascendencia política de la que pudiera pensarse. El artículo 202 de la Constitución local establece que, una vez aprobada su reforma, debe contar con el apoyo suficiente de los 67 municipios, de acuerdo a un indicador poblacional, de donde se desprende la importancia de Ciudad Juárez, con mucho, la urbe que prácticamente aporta la cuota principal, a través de su ayuntamiento y el complemento de otros.

Obviamente que Chihuahua, con Marco Bonilla, votará a favor de la reforma, y ésta se consumará para entrar en vigor a partir de su publicación, que, a mi entender, será el próximo sábado, como fecha límite.

Los diputados de MORENA se batieron contra la iniciativa para tocar al Poder Judicial. Pero no hay coherencia en el comportamiento del Cabildo de Ciudad Juárez, que preside Cruz Pérez Cuéllar, que es de mayoría morenista, porque votó en contra del sentir de su bancada en el Congreso.

Aquí tenemos todo, menos espíritu de partido, para ir en una dirección que acredite la unidad. El tema tiene una explicación que no hay que perder de vista. En primer lugar, el antecedente de Pérez Cuéllar en el PAN, del cual fue dirigente, dándose un reencuentro muy fraternal y oportunista con la gobernadora del estado, su antigua correligionaria.

Pero no solamente eso. También están las pugnas del alcalde de Juárez con Juan Carlos Loera de la Rosa, de las que se puede concluir que los intereses personales se convierten en factores definitorios de decisiones importantes, sin importar que se pertenezca a un solo partido. Y esas diferencias van más allá, y tienen que ver con las preferencias electorales rumbo al 2024, pues nadie ignora que Juan Carlos está a lo que diga el dedito de López Obrador, (de hecho ya apuntó en favor de Claudia Sheinbaum). En sentido opuesto, Pérez Cuéllar es partidario de Ricardo Monreal. Eso es más importante que tomar una decisión correcta en materia de reforma constitucional, lo que significa decir, “la Constitución, al carajo”.

Cruz Pérez Cuéllar sólo tiene proyectos personales de poder. Así se comportó en el PAN, donde emprendió luchas anticorrupción, de las que luego se retractó por las nalgadas que le dieron los Vallina y los Terrazas. En el mismo rumbo, su entendimiento con César Duarte estuvo a la vista de todos los chihuahuenses. Y ahora, como buen simulador, es de “izquierda morenista”.

En otras palabras, para él, en lo local, primero está Maru Campos, y luego todo lo demás. Y desde luego, su amistad y compromiso con el zacatecano Monreal.

Así las cosas, muy pronto la reforma constitucional cristalizará su vigencia. Y que las leyes esperen mejores días, porque ahora sólo sirve para favorecer intereses particulares.