El filósofo argentino, nacionalizado mexicano tras su exilio en 1975, murió el día de ayer en la Ciudad de México, a la edad de 88 años, dejando tras de sí una vasta obra en libros, conferencias, docencia, intervenciones en congresos internacionales, que queda para la historia del pensamiento latinoamericano desde una perspectiva liberadora.

Cultivó la reflexión filosófica poniendo el acento en la liberación humana y por eso no son extrañas sus muchas referencias al marxismo y a la veta que él sustentó en la teología cristiana, como por ejemplo en su libro Filosofía de la liberación.

Su recorrido de vida lo llevó a ser testigo de las grandes transformaciones en el continente americano; en su patria el ascenso y caída del peronismo, de la Revolución cubana y la convulsión en Centroamérica, particularmente en Nicaragua y El Salvador. Aquí es donde acudo a referenciar otro de sus principales textos: 20 Tesis de política o 16 Tesis de economía.

Muchas son las obras que se podrían enumerar por su nombre en esta breve nota necrológica, pero la que se refiere al registro de todos y cada uno de los filósofos del continente americano, es relevante porque con fraternidad y compromiso ético de investigador, no excluyó a nadie, y no tuvo más límite que observar el respaldo de un aporte significativo de autores de los más diversos para consignar las principales líneas de su pensamiento y ponerlas al debate y observación de todos. Hablo de Historia del pensamiento filosófico latinoamericano, del Caribe y ‘latino’.

En fin, es abundante, y sobre todo porque se pensó como aporte para la liberación de todos los que sufren opresión y dolor en el mundo.

Mi solidaridad con su familia, sus amigos y compañeros y la comunidad académica que lo acompañó siempre.