César Duarte, Jaime Herrera y todos sus cómplices, continúan en estado de impunidad. Hasta ahora no se ha hecho la justicia que nuestra Constitución dispone que ha de ser pronta, completa e imparcial.

El patrimonio público saqueado por el exgobernador reporta hasta ahora un quebranto mayúsculo y no se ha recuperado lo que robaron durante todo un sexenio.

Hoy hace ocho años Unión Ciudadana inició la causa más importante registrada en contra de la corrupción política en el estado de Chihuahua.

El camino ha sido largo, difícil y parcialmente fecundo. En el plano político, el PRI en Chihuahua fue derrotado para siempre. Como partido dominante que fue, ahora prácticamente está en bancarrota, en extinción, y no ha levantado cabeza. Hoy ese PRI se esconde bajo las siglas del PAN y el gobierno de María Eugenia Campos Galván, una de las beneficiarias de las dádivas del duartismo y que ha convertido su administración en asilo de los corruptos.

La gobernadora actual se autoexculpó de sus delitos a partir de que fue electa y ahora premia a su abogado defensor entregándole una fiscalía.

En todos estos años, además, hemos constatado que al gobierno de López Obrador esta causa penal nunca le ha importado. Jamás ha querido recibir en audiencia a los representantes de Unión Ciudadana. El presidente cree que tiene el monopolio de la lucha anticorrupción, de tal manera que lo que no haga él está bajo sospecha o desprecio.

Javier Corral en su momento traicionó la lucha de Unión Ciudadana y desvirtuó un legítimo movimiento social en el deseo de servirse de él con fines puramente electorales y utilizarlo para sus proyectos de poder, al interior mismo de su partido.

Miserablemente, Corral dio pie a la justicia selectiva, protegiendo al delincuente Jaime Herrera Corral, cerebro y ejecutor de la corrupción duartista que pretendió crear el Banco Unión Progreso apoyado en las finanzas del estado.

Son aristas de una lucha tenaz que hay que continuar, más ahora que María Eugenia Campos Galván ha banalizado la causa penal de César Duarte, permitiéndole salir de prisión cada vez que quiere, so pretexto de problemas de salud.

Duarte porfía porque sabe la historia de Maru Campos y eso a ella le representa un riesgo superlativo. A tal grado llega el cinismo de César Duarte que ya difunde por los medios que tuvo la necesidad de ser trasladado al Hospital Central porque carece de bienes para su atención médica en las clínicas y hospitales privados donde se ha atendido anteriormente.

Dramática situación de este político corrupto que ni amigos tiene para que lo apoyen, si fuese cierto que está en la pobreza.

Unión Ciudadana no le desea ningún mal personal a Duarte. Sólo exige que en su contra haya la justicia que merece el pueblo de Chihuahua. Lo que sucede ahora es una burla para todos.

Unión Ciudadana modestamente continúa su lucha como una voz moral, en circunstancias adversas pero sin arriar banderas.