La sola mención de que Cementos Mexicanos pudiera participar en la licitación de obra para construir el muro fronterizo de Donald Trump, causó una andanada de críticas que lesionaron parcialmente la imagen del corporativo mexicano, obviamente por tratarse de una empresa de casa cuya traición sería largamente imperdonable.

Pues bien, en un solo día y en unas cuantas horas, CEMEX fue desde afirmar que el muro de Trump “es un factor de crecimiento” para la industria cementera de Estados Unidos, país en el que tiene sucursales, a declarar, ya en concreto, que siempre no le entraba como proveedor.

Y es que el agravio no es menor. Se trata de una empresa de casa que le haría el caldo gordo a un gobierno intolerante y racista con los connacionales. Pero no ha faltado quien elogie de este lado de la frontera la sola tentativa del corporativo mexicano con el argumento de que las empresas para eso están, para ganar dinero y “ser competitivas” en el mercado global. Nadie lo duda. Pero tampoco nadie más o menos solidario duda que una traición de ese calibre afecta no solo la dignidad de los mexicanos, que ya es mucho decir, sino también el nivel de compromiso de las empresas que tanto se ufanan en aparecer como “socialmente responsables”. Y es ahí donde estos discursos se los lleva el viento o forman parte de la propaganda de los dueños del dinero.

Cemex dijo el pasado jueves que el muro de Trump, “sumado a un enorme plan de infraestructura”, impulsaría la demanda de cemento en Estados Unidos pero que la empresa esperaba verse beneficiada de un aumento de precios en el producto.

Hasta ahí el cinismo. La hipocresía vino horas más tarde, cuando a través de agencias noticiosas como Reuters hicieron saber que la cementera “no está participando como proveedor del muro” y que, en definitiva, Cemex no está entre las empresas interesadas en participar, aun cuando cuenta con plantas de cemento en aquel país. Esto queda en duda si, como se dijo antes, esperan verse “beneficiados” con la demanda de cemento que genera la construcción del muro. Es decir, beneficio colateral sí esperan.

¿Socialmente responsables? Lo dudo.