Todos sabemos que la máxima autoridad de un municipio es el Ayuntamiento, al que todo mundo se dirige en calidad de honorable o ilustre, aunque no sea ni una cosa ni otra.

Es decir, que el municipio se gobierna colectivamente por un presidente, el cuerpo edilicio y la sindicatura.

De hecho todo presidente municipal en Chihuahua tiene garantizada la gobernabilidad y control del Ayuntamiento porque cuenta con una mayoría de regidores e inexplicablemente hasta el síndico suele ser de su propio partido.

Poniendo esto como telón de fondo, afirmo que el alcalde Marco Bonilla de Chihuahua padece una especie de delirio porque cada hora transmite por redes sociales sus actividades, como si el municipio tuviese un gobierno unipersonal. En otras palabras: menosprecia a todos los regidores y se puede afirmar que hasta al cuerpo administrativo. El único que aparece es él. Ya llegó al extremo, igual que lo hizo Maru en su momento, que cuando no tiene nada que comunicar sale a la calle abraza algún rarámuri, algún anciano o desvalido y redes sociales para cuándo son. Algo así como prodigar la misericordia, pero siempre habilitado con una cámara fotográfica.

Es lamentable, y más lo es porque no tiene contrapeso institucional en materia de comunicación.