Benjamín Palacios Perches: el talante de la burocracia
En cacicazgos como los de César Duarte que padece Chihuahua, se comprueba una vieja regla que tiene que ver con el talante de la burocracia: si soberbio y prepotente el jefe, soberbio y prepotente el barrendero; si déspota el jefe, déspotas los rectores. Y así podríamos agotar toda la jerarquía de la administración. A la inversa también sucede: si bonachón, bonachones todos. Benjamín Palacios Perches sin duda trae una historia ya larga de arrogancia y prepotencia que en los últimos días demostró que su falta de buenas maneras y carencia de urbanidad es absolutamente proverbial.
De acuerdo a la denuncia de la estudiante de Ingeniería en Sistemas, Josefina Domínguez Aguirre, quien padece parálisis cerebral espástica y pertenece al programa de inclusión, todos los días acude a la UTCH de 5 a 9 de la noche. Su edificio, el “I” no cuenta con puerta automatizada y se ubica al final de las instalaciones de la universidad y por ello debe atravesar todo el campus. Pero el pasado jueves unos autos obstruyeron su paso por las áreas azules, ya que se estacionaron y ella tuvo que cruzar por el lugar en medio de los vehículos, uno de los cuales la embistió. A causa de ello su silla de ruedas se dañó, pero ni siquiera le brindaron atención médica, ni tampoco la llevaron a la enfermería, sólo la mandaron a su casa en autobús, según nota periodística de El Heraldo de Chihuahua.
Su madre, Eusebia Aguirre, entrevistada por el medio, dijo que a ella nunca le avisaron y que además trataron a su hija como si fuera un bulto al que atropellaron. A causa de ello acudieron con el rector de la universidad, Benjamín Palacios Perches, “quien de manera prepotente las atendió y les dijo que simplemente le repararían la silla, que actualmente está inestable”.
La nota dio para mucho más y nos hizo recordar que siendo un becario de Duarte en el Congreso del Estado, se dedicó a maltratar a cuantos ciudadanos y ciudadanas fueron a presentar una queja o a protestar por alguna razón. No extraña, pues, que siendo siervo de quien es, lo imite y bastante.
Hoy las notas periodísticas tienden a darle un giro al suceso, sólo aparentemente menor, y lo reducen a un simple incidente, por una parte, y lo más absurdo: para publicitar la Universidad Tecnológica, que como empleomano encabeza Palacios Perches. Bien dice el dicho: atrás de un pergamino de doctor no siempre hay un ser humano.
Privilegio a la Gordillo
Desde la época de la Revolución francesa, a fines del siglo XVIII, se conoce la definición de privilegio que nos dejó el abate Sieyés, que dice lo siguiente, y cito de manera libre: es un beneficio para unos cuantos, y un privilegio para los demás. Esto viene a colación del reciente permiso que se le dio a Elba Eshter Gordillo para que asistiera al funeral de su hija Mónica Arreola. Más allá de las baratijas que se puedan decir al respecto, pienso que se trata de un privilegio, porque idéntico permiso al que le dieron se le niega a la inmensa mayoría de quienes pasan por una circunstancia igual y por razones obvias. En realidad comparto el sentido humanitario de la autorización, de lo que discrepo es que no todos tengan a idéntico bien. Ahora que se usan los “memes” donde se escriben dos frase de destacados pensadores, la filosófica y la dicharachera, no tengo menos que decir que “o todos coludos, o todos rabones”.