Columna

Armida Molina, desde el otro lado de la barra

En esos sospechosos primeros lugares con que se enorgullece Chihuahua, sobre todo desde las tribunas oficiales, pienso que estamos próximos a la creación del Club de los Elogios y Premios Mutuos (CEPREM), ya que es sumamente frecuente que por esa vía gocen del “honor”, el “reconocimiento” y las secciones de Sociales en los medios de información, quienes no han labrado con auténticos y genuinos méritos un lugar de espontáneo galardón en la comunidad, por sus pares, si los hay, y hasta un premio de real prestigio por su respetabilidad.

Como recordarán, hasta el Premio Nobel se ha desprestigiado a lo largo de la historia cuando, por ejemplo, se lo entregaron a Henry Kissinger, el nixoniano belicista que lo recibió tres meses después del brutal golpe de estado en Chile. Si eso sucede en las alturas, acá en el submundo de la élite chihuahuense ocurre con mayor frecuencia, inventándose premios entre familiares y amigos para cubrir carreras manchadas de prebendas y corrupción.

Hoy circula la edición septembrina de la revista socialicé Status, que dirige Silvia Solís García, como un producto mensual de El Heraldo. La portada la ocupa la abogada Armida Molina Sandoval, galardonada como “barrista del año 2023”. Previamente su hija, Aimeé Barrera Molina, recibió la misma distinción en 2021. Cosas de familia.

Puesto a pensar, los primeros que quedan mal parados son los de la Barra Mexicana Colegio de Abogados de Chihuahua, AC, pues no justifican como gremio, con argumentos sólidos, la distinción. Pero más allá de esto, lo más grave es que el Derecho, así con mayúscula, con la importancia que se le reconoce hoy en el mundo, queda muy mal parado; y qué decir de los profesionales, los abogados, que dicho sea de paso, ya también se hacen llamar “juristas”, cuando esto antes estaba reservado para pensadores de la talla de Eduardo García Máynez o Hans Kelsen.

En la portada que acompaña este texto, obviamente hay quién la pagó, porque gratis no es, menos por la calidad del papel y el hecho de que está impreso a todo color, lo cual encarece el resultado.

Ahora amanecimos con la noticia de que Armida Molina forma parte de la Legión de Honor, cuando bien miradas las cosas y realista la opinión, todo esto tiene un claro sabor ferroviario.