Se impone repensar qué hacer con el gobierno de Chihuahua. Los sucesos que ensombrecieron al estado el día de ayer así lo dictan. Tenemos titulares en los mandos públicos que no hacen lo que les mandata la Constitución y dedican sus esfuerzos a otras agendas, menos a las prioritarias. El vacío es enorme y quien lo padece es la población, todos los estratos de la sociedad. Todos somos libres de utilizar nuestro tiempo en lo que nos plazca, pero quien asume un cargo público de elección popular tiene prioridades y responsabilidades por las cuales ha de rendir cuentas.

Mucha sangre ha corrido debido a la incuria de estos gobernantes, que anteponen sus proyectos a sus obligaciones públicas. Esto continuará así mientras los ciudadanos lo quieran. Pienso que se les debe revocar su mandato para establecer una nueva administración a la que realmente le importe Chihuahua, que padece un gobierno fracasado, que ha contagiado de ese mal también a los niveles de menor rango. Frente al fracaso y las cantaletas de siempre, se impone mandar de vacaciones a los jefes del Estado; pero no sólo, también se les debe fincar todas y cada una de las responsabilidades por el abandono en que han dejado a los chihuahuenses.