Los sucesos de Cuauhtémoc, no nada más los recientes, hablan por si solos de la tragedia que se vive en Chihuahua en materia de seguridad. No es un asunto menor para la entidad si nos hacemos cargo de que Cuauhtémoc reúne un haz de características notables: la tercera ciudad con peso económico, con un PIB alto, puerta de entrada a la sierra de Chihuahua y su conflictiva situación, desaparecidos a granel, con alternancias políticas recurrentes y una de las zonas de operación del crimen organizado en los diversos rubros conexos.

En ese municipio, y por decreto, el mando policiaco está en poder del estado, vale decir de Corral, Peniche y Avendaño, un trío que ha resultado bastante inútil para las tareas que se les asignan, particularmente por las leyes. 

Al frente del municipio está un ambicioso hombre de poder que tocó todas las alternativas para encaramarse a la alcaldía hasta que la oleada morenista lo llevó al cargo. El señor tiene ansias de protagonismo y no se dude que en breve se sume a aspiraciones mayores, como las que ya se ven en MORENA para 2021. 

Óscar Aparicio y Carlos Tena. Traiciones mutuas.

 

En el conflicto anterior empezó enérgico, para luego doblarse. Por algo será. Pero se prueba con esto que cuando no se abordan los conflictos de fondo y se resuelven, permanecen en estado de latencia para después estallar, como hemos visto en el video que muestra a la Policía Estatal enfrentarse violentamente a los municipales. Todo mundo se pregunta: si en esas manos está la seguridad, ¿qué podemos esperar? 

De primera intención el alcalde, ahora moreno, clama por la militarización. ¡Vaya estupidez! También ya quiere organizar su marcha y cabalgar cien kilómetros para venir a exigir la derogación del mando único. 

Le bastaría tomar un coche, las debidas precauciones y una hora para estar en Chihuahua. Pero eso no le es suficiente, quiere fotos, quiere notoriedad. No nos extrañe que hasta quiera recorrer diez kilómetros diarios y desviarse a Juárez y a Parral, siguiendo el modelo implantado por su antiguo amigo Javier Corral. 

De Corral no se sabe gran cosa, pues estas minucias no están en su agenda. 

Mientras esto sucede, corren rumores que pueden dar materia para una buena novela político-policiaca que en realidad se refieren a hechos que causan escalofríos.