Columna

Corral en dos tiempos

Ayer César Godinez Ortega, hijo del desaparecido doctor Blas Juan Godinez Loya, dirigió una aleccionadora carta a Javier Corral. En unas cuantas líneas hizo la radiografía del infierno que vive Chihuahua en relación a la ausencia de timón gubernamental en materia de seguridad. 

“Cuántos desaparecidos y muertos más le hacen falta, señor gobernador, para que nos voltee a ver, para que atienda la problemática por la que estamos pasando”

Pregunta en verdad estrujante que proviene de una región herida y sangrante y en voz de una persona a la que la palabra víctima le queda pequeña por la tragedia que ha vivido, acrecentada por la falta de justicia y la incuria de un gobierno decorativo y totalmente ausente de la tarea de garantizar la vida, la seguridad y los bienes de las personas. 

La interrogante no proviene de los territorios de la maldad, ni toda la retórica vacía, edulcorada y empalagosa le alcanzará al señor Corral para tildar el cuestionamiento con la mala leche con la que denosta la crítica a su gobierno. Cuándo entenderá que la realidad de Chihuahua no es la que está en las páginas de “Cambio 16” y “Puntualizando” de su adulador y socio Antonio Pinedo. Al parecer, el tiempo no alcanza para tanto. Este es el tiempo de la desgracia, de la desolación, del valle de lágrimas.

 

Los doctores Godinez. Felicidad en vida.

 

El otro tiempo se ubica cuando el gobernador, flanqueado por los oligarcas, le toma la protesta a Miguel Guerrero Elías, que ha sido nombrado como jefe de la mesa directiva de la fundación Desarrollo Económico de Chihuahua, al alimón que reconoce -quizá todavía con el mosto en las uñas de su visita a un viñedo de vieja hacienda- a Eloy S. Vallina. Hay que verle la cara a Corral para descifrar el regusto orgásmico que le producen esos encuentros. Ahí está en su elemento, ahí nacen sus servidumbres, ese es el mundo que le gusta, esa es su opción por los que más tienen. Que del discurso para los pobres se ocupen Víctor Quintana y todos los cooptados que lo acompañan y que antaño fueron aguerridos combatientes populares y hoy un número y pesos en la nómina.

Pedirle que voltee para abajo, como lo hace el autor de la misiva, es absolutamente legítimo. Esperar que lo haga es inútil, hace un año, de un quinquenio, que lo demuestra. 

Mientras no haya poder ciudadano, mal van a ir las cosas para los olvidados de esta tierra.

Entre tanto, Corral correrá en Juárez el próximo domingo.