López Obrador hizo pública la designación de Ignacio Ovalle para dirigir un organismo público federal en materia de Seguridad Alimentaria, fusionando organismos que existen hasta ahora separados inexplicablemente y que hoy marcan una tendencia hacia lo que sería una nueva CONASUPO. 

Se trata de una nominación polémica, dado los orígenes del político en los tiempos del demagogo Luis Echeverría Álvarez, el tenebroso secretario de Gobernación de Gustavo Díaz Ordaz, que está en medio de la represión al movimiento estudiantil de 1968, la matanza del 2 de octubre y del halconazo del 10 de junio de 1971.

En su tiempo, Ovalle formó parte de lo que se conoció como la “efebocracia”, fue un “niño héroe” de Luis Echeverría, que lo mismo ocupó cargos en la industria del elogio barato, la administración pública y hasta encargos en el Servicio Exterior Mexicano, pues han de saber que fue embajador en Argentina, donde se hizo famoso por la compra de lujosos carros Mercedes-Benz.

Ovalle está de nuevo en el poder en la región más transparente del aire, aunque en realidad, no sé si tendrá su oficina en la Ciudad de México.