Va para el cacique mayor y para ser precisos y aunque el diccionario de la Real Academia Española no es tan venerable como se le cree a primera vista, al definir el término “cínico” encontramos que significa “desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables”, aplicable prácticamente al cien por ciento cuando se analizan sus acciones, enfoques y declaraciones en torno al Vivebús. En el imaginario está que se trata de la obra sexenal, que se invirtieron (restando obviamente lo que fue a parar a los beneficiarios de la corrupción política) cientos de miles de millones de pesos, que la ciudad se vio desquiciada con la obra pública cerca de dos años y que la operación general del transporte público, no sólo su ruta troncal, está reprobada por todo mundo, incluido el mismo cínico del que estas líneas hablan.
Dice Duarte: “La gente piensa que el transporte lo maneja el gobierno, pero no es cierto; el transporte lo opera una empresa y los concesionarios, junto con la empresa, pero la empresa no ha dado los resultados y nosotros le estamos exigiendo a la empresa que mejore”. Cuando uno lee una declaración como esta puede imaginar muchas cosas, pero a mí se me ocurrió que al finalizar la Segunda Guerra Mundial muchos alemanes reclamaron en larga fila el por qué de ese devastador conflicto, y al voltear para atrás en la fila encontraron que Adolfo Hitler también estaba en la línea de reclamantes; él, que había sido el principal responsable. Así, Duarte se ha formado en la línea de los que le reclaman a la empresa por qué no funciona bien el Vivebús y hasta los amaga de emprenderla con todos los recursos del estado para el caso de que no actúe con servicio eficiente que la gente, ahora sí que de a pie, reclama. Este comportamiento de César Duarte ha irritado a muchísimas personas porque aparte de todo lo que se pueda pensar, le quiere ver la cara de tontos a todos los chihuahuenses, autopresentándose indignado con su propia corporación que opera el transporte público en la ciudad de Chihuahua. Y lo hace con una supuesta autoridad moral, como si él no tuviera la más mínima responsabilidad, como si no hubiera hecho nada, como si fuera un simple usuario y no el mandamás que se desplaza acompañado de guaruras y un convoy de suburbans blancas.
Vano e inútil es esperar que un autoritario se autocritique, reconozca los errores, admita que se equivocó y proceda a la enmienda. Para él la pérfida CTC es la culpable. Él no nombró a Jaime Enriquez, imperito superlativo en materia de transporte; ni al politicastro Guillermo Márquez; ni a Raymundo Romero, el –vaya eufemismo– encargado de la política interior; ni mucho menos a Javier Garfio, que simple y llanamente dejó tirada la obra para irse a un cargo donde se le premió cuando realmente debiera ser llamado a cuentas por las muchas desgracias que ha ocasionado la construcción del sistema Vivebús. Cualquiera pensaría que Duarte, con su declaración, ni siquiera conoce a sus socios y operadores cetemistas, las corporaciones corrompidas que forman parte del sector “obrero” del PRI adentro de la CTC y que son intocables ahora que está de moda presumir la marca PRI.
Es un prototípico caso de cinismo, de descaro y desvergüenza por apoyar prácticas absolutamente reprochables en la operación de la administración pública. Pero eso sí, en boca del cínico quien cuestiona al Vivebús está contra Chihuahua.
y no le ha dicho que su señora esposa(Bertita) es la principal dueña de consesiones del autotransporte recien inaugurado!
Si que las cosas que pasan en ese sistema de transporte publico diseñado mas que para hacer dinero y no para mejorar la vida de los chiuahuaenses; yo no creo que una persona que no gana lo suficiente pueda mantener el costo diario de 16 a 20 pesos diario.
Hay una historia no publicada de este hombre, que involucra Los Figueroa, y Beatriz Paredes y gente de esa calaña, jamás imaginarían como llego al poder este hombre y por que ahora todo parece salirle bien, que incluso quiere ser presidente de México, sobre todo por sus «logros» en materia de seguridad. Un hombre con sus «talentos» ahora resulta ser el redentor de este estado, que sigue? Por eso hace lo que desea impunemente.