Un buen revés se llevó el grupo funcionarios que acompañó a Roberto Campa Cifrián, subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, que vinieron a tierras chihuahuenses para tratar de reparar el retardo de una “Alerta Temprana” que organizaciones civiles, derechohumanistas y periodistas habían exigido desde tiempos del cacicazgo de César Duarte.
Poco se sabe de lo que ocurrió al interior de dicha reunión porque, contrario al espíritu de apertura que pregonan, el evento tuvo carácter de privado en un salón del Palacio de Gobierno. Los periodistas, una de las grandes partes interesadas en el tema, en realidad no pudieron entrar y tuvieron que esperar afuera, cazando declaraciones, algunas sesgadas, otras muy francas.
Sin embargo, se pudo conocer que durante la reunión, en la que ni siquiera se pudieron agotar los puntos agendados por el alud de críticas que recibieron de los chihuahuenses, los representantes de la Junta de Gobierno que integran el llamado Mecanismo para la Protección de defensores de derechos humanos y periodistas, dependiente de la SEGOB, al final salieron muy raspados y, con la cola entre las patas, se regresaron esa mismo día a la Ciudad de México.
Se sabe que Gabino Gómez, Javier “El Pato” Ávila, además de mujeres y hombres de pueblos originarios del estado, les dieron hasta por debajo de la mandíbula. Pero también se dice que los funcionarios federales aguantaron. Sobre todo Campa Cifrián que, colmilludo, reconoció las críticas, las tardanzas, las fallas y… al final, todo quedo quizá como dijo el cura de la tarahumara, ya muy nietzscheano: en un eterno retorno, aquella filosofía cuya premisa fundamental reside en que los acontecimientos se repiten, una y otra vez, en una repetición infinita.
A decir de lo ocurrido, se puede conjeturar que Campa vino a Chihuahua obligado por las circunstancias y porque la orden de Osorio Chong debió ser la de ya no posponer más la atención al llamado de alerta por la situación de riesgo que padecen derechohumanistas y periodistas en el norte, quienes, a pesar de todo, la mayoría en el estado desconoce el tema por varias razones: la falta de convocatoria, el desinterés y el centralismo de este tipo de decisiones. Campa vino acompañado de la nueva burocracia conformada por los integrantes del referido Mecanismo que es bastante criticado en el centro del país por inoperante, caro y poco transparente.
De modo que si el gobierno estatal quiso ponerle en bandeja de plata a Osorio Chong y sus emisarios la buena voluntad de los chihuahuenses, se toparon con baranda. Son muchos los agravios y muy tardías las reacciones del gobierno, de la Secretaría de Gobernación en especial, que nunca ha se pronunciado, por ejemplo, en el par de denuncias que se interpusieron contra la violación al Estado laico en que incurrió César Duarte durante su mandato, luego de su grandilocuente consagración, con apoyo de la jerarquía católica. Uno de los denunciantes, por cierto, fue el ahora gobernador panista, Javier Corral Jurado. Y eso queda entonces para la reflexión.
Tristemente así las cosas; para nuestra desgracia Sr. Licenciado.
¿Para nuestra desgracia? ¡NO! Para desgracia de esos desgraciados que son evidenciados. Bien por Gabino Gómez y Don Javier «el Pato» Avila. Eso es no perder piso y tener la frente en alto y la conciencia tranquila. Saludos fraternales.