ahumada-chayito03mar2014

El argentino Carlos Ahumada, opaco hombre de negocios, tenorio y castigador de experredista notable, hoy encumbrada funcionaria de Peña Nieto, dice que ha entablado una demanda por 200 millones de pesos contra el PRD, aunque bien sabe que quien le debe es René Bejarano y demás socios. Claro está que el tiempo de esta demanda está calculado para la mejor precisión de hasta dónde ha llegado el PRD hoy, que se supone en proceso de renovación de su dirección nacional. Aunque es una obviedad afirmarlo busca más dinero negro del que seguramente obtuvo en el pasado, pero marginalmente algo estará ganando por salir a la palestra judicial con el estratosférico reclamo. Instantáneamente al anuncio de la demanda, a todo se les produjo la imagen mental del famoso “señor de las ligas” y su señora esposa, de Rosario Robles, de Carlos Imaz y todos aquellos coludidos con la corrupción. Incluso hay una encuesta que arroja el daño que se hizo a la campaña de López Obrador en el 2000 con este escándalo conocido como “videoescándalo”.

Pero habrá que recordarle a los abogados de Carlos Ahumada que hay un dicho latino que tiene que ver con el derecho civil, casi de manera axiomática, que indica que ningún juez debe aceptar las pretensiones de quien alega su propia torpeza, entendida como deslealtad o también fraude y cualquiera otra causa contra las buenas costumbres y la ley. Para decirlo en latín, recordando la voz de mi maestro civilista Enrique Aguilar Pérez: nemo auditur propriam turpitudinem allegans. Significa lo antes dicho, pero en la lengua muerta de el Lacio. Ahora que si quieren un refrán más propio para el evento, no tendría empacho en decir: hay que ser marrano pero no tan trompudo.