No obstante que transcurre la primera quinta parte del siglo XXI mexicano, a ratos y observando los patrones de la cultura política imperante, tendemos a sentirnos a mediados del siglo XIX y, más concretamente, los que precedieron a la Revolución de Ayutla, que se levantó para liquidar el santanismo y de alguna manera iniciar la cancelación de la era colonial novohispana. Lo digo porque han empezado a aparecer las juntas de notables que tan del gusto eran de los llamados conservadores del siglo antepasado.
En la coyuntura municipal, esto se evidencia por la disputa entre Enrique Terrazas y Javier Mesta y que tiene por objeto lanzar candidato único independiente a la alcaldía de Chihuahua. Resulta que ambos congregaron precisamente a una “junta de notables” para que los evaluaran y de ahí saliera el humo blanco a favor de uno de los empresarios. Pero ese humo, sin ser engrudo, se hizo bolas y ahora lo que tenemos es un escándalo que exhibe la miseria de cultura política que padecemos en México y en esta entidad. Incluso tan estrecha que ambos candidatos adelantaron algo que pudo haberse resuelto con mayor pericia en un momento más propicio y que apareciera como sumatoria de fuerzas y no como lo que se ve ahora: o divisionismo, o cochupo.
Los notables entonces no lo fueron tanto. Pero este es un mal que permea por todos lados, desmintiendo la existencia misma de los militantes y adherentes a los partidos políticos que ahora, para no asumir en la realidad los derechos que corresponden a los ciudadanos afiliados, recurren a encuestas y también a las juntas de notables. En la coyuntura, y esto para la elección de candidatos a gobernador, así ha sido tanto en el PRI como en el PAN y hasta en el muy providencialista Movimiento de Regeneración Nacional, mejor conocido como MORENA.
Ni a marejada (¿marujada?) neoconservadora llega ConFamilia
Bien dijo la periodista Katia D’Artigues, hay personas que hoy despertaron como en La metamorfosis de Kafka: “convertidos… en gente del milenio pasado”. Se refiere a la propuesta que presentó en el senado el ultraconservador Consejo Mexicano de la Familia (ConFamilia) para reformar el artículo 4 constitucional, “para proteger a la familia”. Con miras a imponer su criterio, la agrupación que acá en Chihuahua congenia con María Eugenia Campos Galván, legisladora en campaña por la presidencia municipal por el PAN, entregó al Senado firmas para respaldar su pretensión.
Juan Dabdoub Giacomán, presidente de la asociación, un mercadólogo regiomontano al que se le observan donaires a lo Abascal Carranza (sí, el que prohibía leer a Carlos Fuentes) dijo que la propuesta que se centra en reformar cinco puntos básicos del artículo 4 constitucional que, vista desde mi ángulo liberal, se observa que excluye a las parejas del mismo sexo, aboga soterradamente por la educación religiosa y, en general, busca afianzar constitucionalmente la figura que propuso en junio del año pasado la diputada local María Eugenia Campos. Es decir, la misma línea discriminatoria y atentatoria del Estado laico que pretende cubrirse falsamente con el manto de los derechos humanos para pugnar legislativamente por su neoconservadurismo pero al más puro estilo del panismo recalcitrante.
Y no sólo entre las filas panistas, sino también en el PRI. Así como el actual aspirante del PRI a la gubernatura de Chihuahua, Enrique Serrano, pretendió demandar a los productores de la película Sicario con el argumento de que la trama de esta daba al traste con la imagen de Ciudad Juárez, así Dabdoub Giacomán se quejó en 2006 por el guión de la película El Código da Vinci y en 2011 se opuso –vaya contradicción– a la reforma en materia de derechos humanos. Para el consultor empresarial, estas batallas forman parte de una renovada Guerra Cristera sólo que en esta, afirma hipócritamente, “hoy ya no se disparan balas, sino ideas”.
La sociedad abierta ve cuestionable estas propuestas que cimentadas en el fanatismo quieren intervenir la vida privada de una manera que hasta los totalitarismos extremos envidiarían. Aquí, en concreto, los electores de Chihuahua, particularmente los que están inmersos en la realidad que involucra esta temática, han de visualizar muy bien por quién votan en el futuro, porque hacerlo por políticas como María Eugenia Campos y Enrique Serrano, es darles alas a sus agresores, a quienes no quieren permitirles el ejercicio de derechos que se desprenden de la Constitución General de la República. Que arreglen sus vidas y dejen a los demás en la libertad y los derechos que las leyes les conceden. Y de paso dejen de hablar de una familia que ya no existe por ningún lado, salvo en la mente de unos personajes que hoy amanecieron no precisamente como cucarachas, de acuerdo al relato kafkiano que refiere D’Artigues, sino como hombres y mujeres del medioevo. Aunque bien pensado, las cucarachas son de los seres vivos más antiguos del planeta.
Precisiones mas que comentarios. Esos «notables» a los que hace alución el articulo, son de hechura vieja y de actuar de al menos dos decadas, ( Uno de sus integrante ya fallecido (Luis Herrera) junto con los aludidos, fueron los que dictaron los nombramientos y proveyeron, el sistema de fondeo de campaña de varios candidatos de derecha (neopanistas) entre ellos Juan Blanco para la alcaldia, Bourrel tanto para la alcaldia como para la gobernatura (anterior). No era un secreto bien guardado, se sabia sin documentos comprobatorios)