El engreído gordillista y patán a prueba de ácido, Ricardo Yáñez Herrera, llega a la Secretaría de Educación del Estado de Chihuahua como un movimiento táctico del priísmo para mantener debidamente engrasado el aparato corporativo del magisterio. Yañez Herrera, si a títulos nos atuviéramos, es de una polivalencia fuera de serie: licenciado en sistema computacionales, además ha sido coordinador nacional de delegaciones del ISSSTE, diputado local por el PANAL y presidente por designación de ese partido en Chihuahua. César Duarte no lo ha segregado de la nómina, pues lo mismo ha encabezado el Instituto de Vivienda que el Registro Civil, que Vialidad y Tránsito, y ahora Educación, Cultura y Deporte. La empleomanía en toda su expresión, y que de la educación se encargue no sabemos quién.

 

La trayectoria de este funcionario es toda una muestra de la empleomanía, ese viejo vicio heredado del mundo Colonial que a más de dos centurias de Independencia permanece inalterado. Seguramente es de los que piensa que vivir fuera del presupuesto es vivir en el error, según frase tópica. Traigo todo esto porque mientras los demócratas opositores al duartismo están flagelándose, dividiéndose o dormidos, el PRI no descansa, y el arribo de RicardoYáñez Herrera a su último cargo es para armar una especie de trío de currutacos que operará a lo largo del proceso electoral. En efecto, súmele usted a sendos líderes metrocharros de las secciones 8 y 42 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Tanto Alejandro Villarreal, secretario general de la primera, como René Frías, de la segunda, fueron “prorrogados” en sus cargos para que estén al cuidado de las elecciones con todo lo que implica mover una corporación que en sí misma es un mentís a la democracia. No está de más recordar que la existencia del PANAL contraviene un precepto constitucional que prohíbe la incorporación corporativa a un partido político, en este caso con enormes recursos por estar enquistado de manera privilegiada en el presupuesto y las redes territoriales de los profesores y supervisores que tienen presencia en cualquier rincón del estado.

En otras palabras, el mantenimiento del aparato de un partido de Estado se privilegia sobradamente poniendo en la cúspide administrativa a Yañez Herrera y en toda la terracería a Alejandro Villarreal y a René Frías. Esta es la democracia que tanto se presume pero que en realidad es la operación de un partido de Estado, que mientras exista negará a aquella.

 

México, otra vez, campeón en corrupción

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De color rojo, los más corruptos.

De nueva cuenta y desde tierras alemanas, llega la noticia de que México es uno de los paraísos de la corrupción mundial. Hoy se le pone en el lugar 95 en los índices diseñados internacionalmente para medir el cáncer de la corrupción.

Según el Índice de Percepción de la Corrupción 2015 presentado el pasado miércoles en Berlín por la organización no gubernamental alemana Transparencia Internacional, México ocupa el sitio número 95, de 168 países evaluados, con una puntuación de apenas 35 en una escala del cero al cien, en la que el más alto puntaje representa una percepción de ínfimos niveles de corrupción.

Según dicho informe, la información se basó en casos como Ayotzinapa, la Casa Blanca, Oceanografía, OHL, así como las acusaciones contra exgobernadores, entre otros, los que hicieron imposible que las reformas constitucionales para combatir la corrupción tuvieran un efecto positivo.

México, dice Transparencia Internacional, tiene niveles de corrupción similares a los que tienen Filipinas, Armenia y Mali; mientras que Trinidad y Tobago, Jamaica, Panamá y Colombia tienen mejores evaluaciones.

Esta corrupción prevalecerá mientras los ciudadanos permanezcan cruzados de brazos.