El aspirante a candidato independiente, José Luis Barraza, ha tropezado con el señalamiento de haber sido beneficiario del FOBAPROA. No se trata de cualquier cosa. De comprobarse, indiscutiblemente sería un rasgo que lo marca, a tenerse muy en cuenta a la hora de valorar el apoyo que se le pueda entregar, hoy o después si obtiene la nominación. Esta columna pretende ahondar en el tema para divulgar el resultado de su investigación periodística. Por eso hoy me limitaré a abordar un par de cosas que son de fondo, esenciales, aunque el aspirante las quiera evadir. Al más puro y viejo estilo priísta, dice que el desprestigio no le alcanza en el tema en el que se le vincula al FOBAPROA; no le preocupa mayormente.

Cuando un político –y él lo es– se conduce de esa manera, está engañando porque lo que se requiere, mínimamente de inicio, es ofrecer una clara explicación que esclarezca el tema. O sea, lo que se llama informar. Todos sabemos que la conducta de la corrupción es evadirla con el socorrido argumento de que se es invulnerable –Barraza dice que no tiene ni un milímetro de cola que le pisen– y por esa vía no prodigar las explicaciones que una sociedad reclama para recuperar la confianza en la actividad política ahora tan deteriorada. Es elemental que toda crítica que se sustente en la premisa que aquí se involucra deja huella, dudas, incertidumbres, que sólo se pueden disipar vía información ciento por ciento acreditable, más cuando en el caso que me ocupa y a pregunta expresa de un periodista, Barraza contesta: “A lo mejor en ese momento sí caímos (ojo con el plural) en el problema del 94-95 (años del auge del FOBAPROA), pero se liquidó totalmente”. Deducimos de esto que en efecto algo tuvo que ver con el FOBAPROA y que oculta deliberadamente, al menos por hoy. Entiendo que él puede escoger el mejor momento para aclarar las cosas, pero la mejor forma de hacer política en favor de la sociedad es hoy, que busca el concurso de los ciudadanos para postularse. Esto, dicho sin demérito de que en el país hay una profunda inconformidad con ese fondo que rescató a los grandes ricos parasitarios de este país con carga a los contribuyentes.

Pero las cosas no paran ahí. El “invulnerable” Barraza –soberbia de por medio– dice, en información proporcionada por El Diario de Chihuahua, del pasado sábado 16 de enero del año en curso: “…no hay nada que encontrarme. En la página tengo el documento del Buró de Crédito, está transparentado”. De tal manera que subrayó que es objeto de mentiras. Esta columna consultó meticulosamente la página que aparece en la misma nota periodística (www.chachoindependiente.com) y resulta que de la búsqueda no se encontró absolutamente nada. Si bien no tenemos un cuerpo de sabuesos trabajando al respecto, la realidad es que tampoco se necesitan, porque dicha página que se da como fuente es exclusivamente un instrumento para sumarse a su campaña, no para informar de nada más.

De modo que en todo esto el que acusa a sus detractores de mentir parece que miente y lo hace con toda la intención de desviar la atención en un tema particularmente sensible. Y eso que es un polítco que viene a “refrescar” esta actividad.

 

 

Karina Velázquez: lo que la naturaleza no da, el PRI no lo presta

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Karina Velázquez.

Ahora que estamos en presencia del moreirazo, los priístas de todo el país, pero en especial los de Chihuahua, se han puesto a la defensiva y dicen, prácticamente, que “a César lo del César, y a Moreira lo de Moreira”. Para la señora, como ya estamos en proceso electoral, los oponentes del duartismo se van a agarrar de cualquier cosa; en otras palabras, quiere hasta dictarle reglas a sus oponentes. De plano donde se extralimita es cuando dice no extrañarse (¡Oh!) de que se asocie a su jefe, el cacique Duarte, con el exgobernador de Coahuila, y la cito textualmente: “Quienes han hecho esa observación ante el gobernador Duarte, ya han puesto denuncias y de esas no vemos resolutivo en su contra, es muy delicado que hagan juicios de esa manera y ellos sólo esperan ver qué salta para criticar”. Habría que recordarle a Karina que así hablaba tanto Humberto Moreira como sus defensores: “No vemos resoluciones”. Y ya ve, hoy reposa no muy plácidamente en una prisión española. Tengo la indubitable impresión de que quien habla con desorden piensa con desorden. En otras palabras, eso es Karina de otro costal.