La reciente renuncia (no irrevocable) de Agustín Basave a la presidencia nacional del PRD deja indubitable una de las grandes dudas que ensombrece al prematuramente envejecido partido del sol azteca. Eso no es lo grave; sí en cambio que, cuando se despeje, quizá las características dinosauricas de la institución se mostrarán con el esplendor suficiente para que nadie se llame a engaño de la imagen que tiene. Veamos parte del texto de la renuncia de Basave:
“En suma, no estoy dispuesto a presidir a medias un partido, y menos a conducirlo al abismo, a donde en mi opinión se dirigirá si el acuerdo de alianzas no se decide en Benjamín Franklin sino en Bucareli. Sería ominoso que los operadores priístas se salieran con la suya por flaquezas perredistas. Me los puedo imaginar riendo a carcajadas, felices porque avanzan en su objetivo de retener la gubernatura veracruzana. En fin. Si otros quieren convertir a nuestro partido en un satélite del PRI, que pese sobre su conciencia. Yo regresaré a mi trinchera en la Cámara de Diputados y seguiré luchando desde ahí por hacer de mi partido una izquierda autónoma, de oposición inequívoca. Por último, aclaro que no renuncio a mi militancia en el PRD porque la inmensa mayoría de nuestros compañeros y compañeras de base son gente buena que hace a nuestro partido susceptible de redención y porque, aunque menguada, mantengo mi esperanza de hacer de nuestro partido la opción de izquierda socialdemócrata que México necesita”.
El problema de Basave es que es un dirigente solitario, en medio no de las tribus, sino de lobos y lobas depredadoras, utilitaristas, entreguistas y corrompidos. Por supuesto que son muchos los agentes de Bucareli (sede de la Secretaría de Gobernación peñanietista) que operan en favor del PRI, y pocos los que trabajan con la casa del PRD que aquí se ubica por la calle de su sede nacional, la Benjamín Franklin.
El tema continúa siendo el de las alianzas, particularmente con el PAN, pero en esencia las que ya existen de facto con el priísmo, como en Chihuahua, donde Hortensia Aragón Castillo ha convertido al PRD en un sector domesticado, a sueldo, por César Duarte, incluso al alto costo de violar la Constitución al ocupar dos cargos como legisladora, uno federal y otro estatal, cuando para todo mundo está claro que debía optar por uno u otro. Pero como es pieza de utilería del duartismo chihuahuense, pues ahí está para lo que mejor se ofrezca.
Dice Basave: “Si otros quieren convertir a nuestro partido en un satélite del PRI, que pese sobre su conciencia”, pero aquí de plano el politólogo erra su emplazamiento ético: esa conciencia no existe y, como en el caso de Chihuahua, ha sido sustituida por el dinero, al que le rinde culto de rodillas Hortensia Aragón Castillo.
Y se hizo la unidad… en torno a Maru
La diputada local María Eugenia Campos Galván logró imponerse y, sin duda, va abanderar al PAN en pos de la Presidencia Municipal de Chihuahua. Se comprobó que al alimón del desempeño de un cargo de elección popular –del que se pretende brincar a otro– paga el obstinarse en un proyecto pertinaz y personal de poder político, circunstancia que ha permitido el fracaso de las transiciones democráticas y en no pocas partes del mundo. Me preocupa, como vecino de este municipio, el poco compromiso que la aún legisladora tiene con la Constitución general de la república, en una agenda que tiene que ver con matrimonio igualitario, interrupción legal del embarazo, familia, eutanasia y otros temas, aunque los primeros son los que más han ocupado su atención.
Al respecto quiero recordar un segmento de mi columna publicado el 19 de junio de 2015, dando el antecedente imprescindible de que cuando la Suprema Corte de Justicia ya se había pronunciado sobre el matrimonio igualitario, ella reaccionó con escasísimo respeto por el Estado de derecho en esta materia, lo que ocasionó ocuparme de ella en mi columna de la siguiente manera:
“…la diputada Maru Campos nos viene con la propuesta de elevar a rango constitucional el matrimonio. Supone que ese rango le dice mucho a los mexicanos que saben que la Constitución se vilipendia de manera sistemática. Si tanto ama la Constitución, me pregunto, ¿por qué no la respeta?, más cuando el máximo órgano que la interpreta, que es la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ya se pronunció de manera inequívoca e indubitable en este tema.
Pero el compromiso en esto no es ni con la Constitución ni con los derechos humanos, sino con quienes socavan ambos aspectos, en medio de un revanchismo ultramontano. Hasta podríamos hablar de un populismo ideológico de derecha con el que la diputada quiere quedar bien con su potencial electorado para alcanzar la Presidencia Municipal de Chihuahua, a cuya pretensión le dedica gran parte de su tiempo. Lo que hay que ver. Sólo le faltó recordarle a su amigo César Duarte que es un sinsentido legislar en materia de matrimonio igualitario estando debidamente “consagrado” el estado de Chihuahua. Mal van las cosas cuando los representantes no se dan cuenta de la pluralidad de la sociedad y que no son, propiamente, sus convicciones personales las que están en juego sino el de muchos que han optado por diversas cosmovisiones y culturas y que aspiran simplemente a tener un estatus legal en el que está ausente la discriminación. No se pide otra cosa que acceso al Registro Civil, pues las notarías parroquiales ya no valen desde los tiempos de Juárez.
¿Cuándo tendremos diputados que se hagan cargo de que los legisladores están sujetos a un mismo tiempo a tres determinantes: la Constitución, la ley y el Derecho?, ¿acaso vamos a tener un Congreso en el que las algaradas sean las que deciden, sólo porque así lo quiere la derecha y la clerigalla y sus nagualones? Volveremos sobre el tema…”.
Para concluir, quiero subrayar que los ciudadanos y las ciudadanas de esta comunidad deben tener muy en cuenta las posiciones de Campos Galván en esta sensible agenda, cuenta habida de que el municipio es la organización de gobierno más cercana a la gente y por tanto con mayor compromiso hacia ella. Ténganlo presente, porque aquí hay razones esenciales para negarle el voto.
“Señor Guzmán”: extraño lenguaje
Frente a acontecimientos como la recaptura del narcotraficante Joaquín El Chapo Guzmán, la clase política de todos los niveles se cuelga para aparecer en escena y, entonces, hay un huracán de declaraciones que no tienen más finalidad que pasar lista de presente, las más de las veces safias e insulsas. Dentro de ellas no podían faltar las del mitómano César Duarte, que hasta presume que el capo pudo haber sido recluido en su certificado Cereso de Ciudad Juárez. De dar risa. Pero no se espera de él otra cosa que no sean mentiras y más mentiras. Empero, llamó la atención que cuando se refiere al delincuente lo trate con una cortesanía digna de mejor causa: el sinaloense para él es “el señor Guzmán”. Por algo será que el cacique se conduzca así. No está de más recordar que cuando se mostró como el cavernícola que es, hasta propuso la pena del ahorcamiento para delincuentes de menor tamaño que el recientemente reaprehendido.