Así va Chihuahua
Ayer y hoy serán días que se recordarán en el anecdotario circunstancial, y si se pone un poco de ingenio, por las humoradas que se pueden consagrar a partir de buenos chistes. Resulta que según el INEGI, los chihuahuenses ocupamos un lugar cimero –el segundo– en los rangos de satisfacción y felicidad. Claro que todo depende cómo se haya hecho la encuesta para llegar a dicho resultado.
Si fuese así, entonces sería recomendable que ningún chihuahuense dejase de leer la novela Cándido o el optimista, de Voltaire, y hacernos cargo de que vivimos en el mejor de los mundos posibles. Y es así, en efecto, si cuadramos esta noticia con otras dos que corren hoy a través de los medios: Chihuahua tendrá en el 25 de octubre su primer evento instituido por el Congreso del Estado con el nombre de “Día estatal de las personas de talla pequeña”. Indiscutiblemente que esa circunstancia tiene que atenderse para evitar las manifestaciones de la discriminación, que van desde la arquitectura hasta el empleo del lenguaje de denostación, aunque es obvio que no se va a lograr fijando un día para el recuerdo, sino con políticas públicas direccionadas con ese objeto; pero como somos un estado feliz, pues no se pueden quedar fuera los de esa talla. Por cierto que el comentarista Juan Enriquez López Aguirre tomó la veta sicalíptica de la pequeñez para comentar la lejanía en la que él vive, empleando el sarcasmo como manera de ver el comportamiento inane de nuestro Congreso, que algún día, allá en el pasado, hasta al caballo le consagró un día y ya nadie sabe dónde está ubicado en el calendario.
La otra noticia tiene que ver con las expresiones más elementales de la escolástica que se expende en los templos católicos de Chihuahua. El famoso párroco Gustavo Sánchez Prieto dijo en un sermón: “No me morí, bendito Dios”. Y, en efecto, quienes atestiguaron la declaración forman parte de esos miles y miles de chihuahuenses felices, porque si no quedarían reducidos a la calidad de espectros en los infiernos, el purgatorio o el cielo. ¡Cosas del providencialismo! No cabe duda, vivimos en el mejor de los mundos posibles. Sólo una duda le queda al columnista: ¿estará asociado el índice de felicidad con la desaparición mediática de César Duarte en todos los escenarios? Quién lo sabe.
Haciéndose cargo de todo esto, tocó al Tec Milenio organizar el Foro Internacional de la Felicidad, quizá con la presencia del alcalde Enrique Serrano, que acaba de decretar que Ciudad Juárez ya es otra, y no la violenta que se retrata en la película Sicario.
Así las cosas, como decían los camarguenses que recomendaban divertirse en el Cine Alcázar, más cuando se exhibía la siguiente película: Que seas feliz, con El Chicote.