Casi siempre que grupos de manifestantes se aprestan en torno al palacio de gobierno para exigirle al duartismo solución a sus demandas, la prensa obsequiosa destaca, con su muletilla favorita, el “caos vial” que provocan aquellos en sus despliegues durante tres, cuatro horas. Pero, también casi siempre, esa prensa oculta el origen de los conflictos, o lo que es peor, su falta genuina de solución. Y si a los manifestantes les logran dorar la píldora con una breve entrevista con algún funcionario, para “negociar”, tales medios le anotan un punto a favor al gobierno por su decidida intervención.
Si varios grupos de manifestantes coincidieron ayer frente a la Plaza Hidalgo para exigirle al cacique mayor solución a sus demandas y respuestas a sus planteamientos, es porque no han tenido soluciones genuinas. Para empezar, el cacique no se encontraba en la ciudad, y cuando viene, también cierra calles para transitar (hasta se apropió de dos de ellas sin que nadie chistara).
Cuestión de interpretación: la famosa frase atribuida a Albert Einstein, La formulación de un problema es más importante que su solución, devendría en simple maquillaje para los medios, quienes ignorarían, de acuerdo a su comportamiento recurrente, la dialéctica contenida y el sentido estimulante del tono altamente anticonformista de lo dicho por el notable físico alemán.
El problema no es el uso del lenguaje, sino precisamente su ausencia, la pobreza discursiva, los lugares comunes, las muletillas tramposas, el ornato inútil, los tropos distractores, porque hay algo más grave todavía: su propósito. Y en el contexto político y social de Chihuahua y el país, tropear la conducta de un gobierno al mismo tiempo cínico e hipócrita, corrupto y corruptor, no le hace bien ni a los medios, ni a la sociedad, ni a la historia.
Y como dice en latín un amigo lo que afirmó don René Descartes, pues cogito ergo sum.
Mi querido compañero. Dejad que las plumas que se alimentan con la tinta del oficialismo continúen escupiendo. Ningún escupitajo maldito sera capaz de ocultar lo abusos, fracasos y limitaciones de la persona al que el cebo inundo lo pequeño de un cerebro.