Incurren en gran irresponsabilidad Duarte y Jorge González Nicolás. Si ya saben que en el doble homicidio de los jóvenes y militantes panistas Martín Colmenero y Francisco Aguilar no median causas de tipo partidista, quiere decir que han hecho un descarte y, por tanto, lo correcto, moral y jurídicamente, no es que se dirijan a la opinión pública informando de lo que no hay, sino específicamente de lo que es real en un lamentable caso, como ese doble crimen. Quiero suponer que si lo partidario no está, ambos ya saben lo que sí está y lo ocultan gravemente, o bien no hayan qué hacer e incurren en estos dislates. Y ambas cosas son de la mayor gravedad.
Duarte, demagogia y trabajo doméstico
El demagogo no tiene límites, su oficio es hablar y prometer para no cumplir nada. Vive del engaño que se pone al descubierto un día después. Es el caso del mitómano César Duarte que hoy, en tiempo electoral, se da baños de pueblo, apareciendo en una comida con trabajadoras domésticas a las que les prometió el cielo, el mar y las estrellas. No hay pudor. Ya sin tribuna giratoria, César Duarte dijo: “Este día hago el compromiso de que en un año estaremos rindiendo mejores cuentas en los derechos laborales de las trabajadoras domésticas”. Ni más ni menos. Si usted desea marcar su calendario para interrogarse dentro de 365 días qué revolución hubo en este ámbito, simplemente le sugerimos que no pierda el tiempo, porque nada, nada pasará.
El trabajo doméstico prestado a quien puede pagarlo constituye uno de los renglones más lacerantes de la opresión humana, del abuso en no pocas veces teñido de racismo, de ese racismo que por cierto asomó en el evento al que asistió el cacique. Se trata de una agenda pendiente del movimiento en favor de los derechos de la mujer, que debiera iniciar por rescatar a las domésticas de las garras de la burda manipulación gubernamental.
En el fondo hay prácticas empedernidas de discriminación, de regateo de derechos elementales, de abusos y hostigamiento sexual, y un sinfín de lacras que golpean a la dignidad humana en esta actividad casi servil que está distribuida en los hogares de la clase media para arriba, sector impenetrable por el aparato gubernamental que tiene que ver con el trabajo y que si no demuestra un buen talante en esferas donde puede –la industria, por ejemplo–, menos lo va a hacer penetrando a la casa de los particulares.
Pero el demagogo tiene tanto oficio en esta malhadada actividad, que hasta tiempo se pone: dentro de un año cuando ya, como es previsible estimarlo, carecerá de los atributos que le han dado poder, no a su gubernatura, sino a su cacicazgo estéril que en sí ha prodigado servidumbres, como la de los medios, por ejemplo, como para que se le crea que hasta el trabajo doméstico va a superar en condiciones, como lo ofreció sin sonrojos en un evento teñido de falsedad y mentira.
Más pachecadas de Garfio
Rústica, grotesca, áspera, aldeana, agreste, silvestre, es la cabeza –y lo que haya adentro– de Javier Garfio Pacheco. Si de por sí regalar pantallas huele a compra de votos, clientelismo y todas esas derivaciones que hacen de la incipiente democracia una caricatura, recomendar a las destinatarias –mujeres, por supuesto– que sólo vean telenovelas porque buenas noticias no hay, es ya la muestra de un político al que le pasó absolutamente de noche que existen McLuhan y otros expertos en medios de comunicación. Él sí se quedó en una aldea y por eso, incluso, aspiró a ser un “pescadito” de cristalino arroyo ballezano. Si hubiese un premio a la mejor filosofía política del priísmo chihuahuense a sus filósofos, no tendría duda de que este ejemplar lo obtendría, aunque Artemio Iglesias estuviese revolcándose de coraje. Porque en el fondo la declaración del intendente de Chihuahua pega, y sin querer, en las filas de la democracia y en la de sus adversarios. A los demócratas les está diciendo que para derrotarlos la desinformación es la base, y a sus correligionarios que no son capaces de proporcionar una buena noticia. En fin, que quepa en su descargo que si estas declaraciones las hace por Pacheco, se le excusa lo Garfio.
Por el mundo de los porros de Duarte
Llegó a mi cuenta de Facebook una foto de César Duarte con La Negra Tomasa en los tiempos de campaña, allá por el 2010. Como no amerita comentario, simplemente véala:
Otra foto que llegó nos habla claro de cómo César Duarte se empeña en darle ocupación, en este caso de estibadores, a un par de funcionarios. El primero, Fermín Ordoñez, encargado del clientelar “Chihuahua Vive”, y el segundo, José Luis García, novísimo secretario de Fomento Social, “descargando” 120 toneladas de sacos de cemento salidos de las tolvas de Cementos de Chihuahua. Seguramente terminaron extenuados: Fermín, demostrando que sirva para algo más que golpear manifestaciones, y José Luis, que puede desempeñar algún puesto de la secretaría que jefatura.
Otra vez la burra al maíz
Como se sabe, Unión Ciudadana convocó a la realización de una Marcha del Silencio el próximo 18 de abril para desembocar en un lugar aledaño al palacio de gobierno. Ahora, el gobierno del estado convocó a un festival denominado “Adelita Rock” en el mismo lugar y el mismo día. Al parecer, ahora la provocación no correrá ni a cargo del municipio ni de “Chihuahua Vive”, sino de la mismísima Secretaría de Educación, Cultura y Deporte. ¿Marcelo González Tachiquín pule toletes? Pregunta que hiede a Negra Tomasa.
Fernando Herrera: circunferencia o cuadro
Fernando Herrera, el gomoso presidente del Instituto Estatal Electoral, dice que ha concluido su ciclo. Enhorabuena, pero con una corrección: fue cuadrado.
Ay Marcelo que necesidad tienes de que te embarquen, nomás no vayas a decir que son tus hermanos masones los que te aconsejan, porque tontos no son; posiblemente perversos y ven que descuellas y por lo pronto te ponen en el arrancadero sin ganancia alguna. para que crear problemas donde no los haz tenido ay Marcelo, ay Marcelo.
Que terribles son no hay que temerles la verdad este pueblo merece otra vida otra autoridad