tacos-duarte-teto

Sí, las habas, ese grano amarillento y un poco más grande que el frijol, son un platillo muy socorrido en estas fechas. Hasta hay un dicho que dice: “En todos lados se cuecen habas”. Con esto se indica que las mismas cosas suceden en muchas partes del país, de la tierra misma. Y así es. Acá en Chihuahua tenemos un caso: el movimiento Unión Ciudadana promueve y da seguimiento a la demanda interpuesta contra el gobernador César Duarte Jáquez por enriquecimiento ilícito, abuso del poder y otras cosas relacionadas con el Banco Unión Progreso, acusación que la Procuraduría General de la República (PGR) deberá investigar y turnar a un juez para el dictamen correspondiente.

Pues bien, mientras eso sucede, las habas circulan por el territorio nacional y hacen de las suyas. Resulta que el día miércoles 17 del presente mes en la ciudad de México el jefe de la Delegación de Iztapalapa, Jesús Valencia Guzmán tuvo un accidente vial al chocar contra otro automóvil. Fuerte el encontronazo. La pícara haba ha comenzado a hervir. Ya empieza a brotar la información con un curioso tufillo, pues la camioneta en que viajaba el delegado es propiedad de una empresa privada que tiene contratos de obra en Iztapalapa por un monto de 48 millones de pesos. Como que huele raro, ya se sabrá la verdad. Este delegado ganó las elecciones postulado por la coalición del Partido de la Revolución Democrática (PRD), por el Partido del Trabajo (PT) y por Movimiento Ciudadano (MC). Uno más en la larga lista.

El asunto, pues, tiene un cierto parecido a la Casa Blanca y a nuestro caso en Chihuahua. Es verdad que el poder marea, a muchos los embriaga y los enferma con la insaciable apetencia de riquezas. Tenía razón Giacomo Casanova (sí, el famoso seductor que dejó unas Memorias) cuando decía que “se desprende uno más fácilmente de los vicios que de las pequeñas vanidades”. El delegado no pudo resistir el glamour, la presunción, y ahí está ahora batallando con la transparencia de sus actos.

¡Y todo por las habas!