cluster-minero1-13nov2014

El Clúster Minero de Chihuahua (CLUMIN) ha publicado un desplegado a la opinión pública mediante el cual habla de sí mismo y, como todo acto de egolatría, habla bien de la industria minera. Da cifras, se concibe como estratégica en materia de Producto Interno Bruto, como fuente de empleo en general y particularmente en regiones apartadas de la geografía de Chihuahua. Pareciera un desplegado de marketing para ganar una buena imagen. Pero en los ocho párrafos, breves, muy pronto asoma la oreja, o mejor dicho, la miga esencial de comunicarse con la opinión abierta de los chihuahuenses, reclaman para sí una especie de paz porfiriana para que nada ni nadie interfiera en sus actividades. Dicen con todas sus letras: “Nos manifestamos a favor de que se refuerce el Estado de Derecho y así se dé certeza a quienes quieran invertir en nuestro estado”, para luego rematar: “Nos unimos al reproche de actos que alteran la paz social”. Antes se duelen de lo que sucedió con la empresa Pozo Seco, del municipio de Buenaventura, que tuvo levantar sus bártulos y suspender sus actividades. El Clúster no quiere esto, y para lograrlo propone un Estado estrictamente policiaco que los deje hacer y pasar, de acuerdo a frase consagrada para un capitalismo altamente rapaz y depredador.

Como antecedente de este desplegado, están las diversas resistencias que en varios municipios se hacen presentes. En esencia lo que las mineras quieren es que el Estado se comprometa a criminalizar sistemáticamente la protesta social. De ahí que el Clúster sostenga estar a favor de una paz sólo benéfica para sus actividades, aunque atrás dejen desolación, miseria, arrasamiento de bosques, contaminación de ríos, arroyos y mantos, y al final la misma pobreza de siempre, agravada ahora por el profundo daño al medio ambiente. El Clúster hubiera resumido su ideario bajo con el lema de los científicos porfirianos: Orden y progreso. No les extrañe que la resistencia siga.