Gobernadores entreguistas y lambiscones
¿Quién inventó que los primeros cien días de un gobierno eran suficientes para evaluarlo? No lo sé, pero considero que es un cliché de la política para mantener a los ciudadanos adocenados y atentos de futilidades que redundan en favor de un poder que, en este caso, aspira a no tener límites ni contrapesos.
Ayer la presidenta Sheinbaum hizo uso de este recurso, y lo mismo habló con embajadores, buena parte de ellos exgobernadores priistas purificados por López Obrador, que se reunió con los gobernadores de todas las entidades y con la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México.
De los embajadores poco habría qué decir, dado que son parte del poder presidencial. En cambio, de los otros, que se supone representan en sus territorios una estructura federal, sí podemos afirmar que su actitud laudatoria hacia la presidenta es grotesca, vergonzosa, oportunista, particularmente contraria al espíritu federalista.
Pareciera que estos representantes de las entidades son intendentes santanistas de un Estado estructurado unitariamente, en el que el Ejecutivo federal es el mandamás y concentrador de todos los poderes ejecutivos, valga el término, en que se divide territorialmente la nación.
Ciertamente en México se ha batallado mucho para arribar al federalismo, es algo bien sabido. Hay una ley que se significa por propiciar un colonialismo interno y que se llama Ley de Coordinación Fiscal que deja todo el poder financiero del Estado mexicano en manos de la Presidencia, que acapara todas las fuentes tributarias y las reparte con alta discrecionalidad, todo esto en ausencia, además, de una reforma fiscal que el país reclama.
Antiguamente la izquierda en el poder reclamaba que esto no fuera así, exigía que hubiera equidad en el reparto del peso fiscal. Hoy están mudos por estar en la nómina.
Más que gobernadores y gobernadoras o Jefa de Gobierno, lo que se tiene son proconsulados, a través de los cuales se toman las grandes decisiones del país. Así las cosas, todas y todos los titulares de estos cargos traicionan al pueblo que dicen representar y a la Constitución misma, que reza que somos una república federalista.
En el ámbito local podemos decir que la gobernadora María Eugenia Campos Galván, que prometió “romperle el hocico a MORENA”, hoy es de las aplaudidoras fervorosas del llamado “segundo piso” de la Cuatroté.
No es extraño, por tanto, que en las fotos de temporada de fiestas se haya vestido, literalmente, con ropa color guinda, con la simbología que políticamente esto representa.