“Nosotros, después de tantos años de amargas experiencias, duro el colmillo, estragada la fe y corroído por el escepticismo  todo el ser  parecemos incapaces ya de  confiar al hombre y a la ley la solución del problema de la tiranía y el del servilismo del gobernante y del hombre en general. Pareciera que cada vez nos inclinamos más  a confiarla al milagro,  al toque de una varita de virtud,  y que lo único que nos falta es saber dónde está la varita y cuántos golpes hay que dar con ella para que por ensalmo desaparezca lo malo y en su lugar reine lo bueno. Solo lo bueno”. 

Daniel Cosío Villegas

La Constitución de 1857 y sus críticos

Soy un convencido de que el sistema de justicia en el país requiere de una reforma estructural, siempre atenta  a salvaguardar  los intereses de todos los mexicanos. Pienso también que el Poder Judicial de la Federación  (ya no hablemos de los estados) le ha quedado a deber al pueblo de México.

A la vez, sostengo que la iniciativa de reforma planteada por el presidente AMLO no es la que requiere la sociedad y el Estado mexicano y que se tramita autoritariamente hoy en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión para continuar en todas las instancias  que requiere la modificación a nuestro Código político fundamental.

Muchas y autorizadas voces de adentro y fuera del país, lo han dicho con énfasis, pero se acalla y desdeña la disidencia, a la vez que se pretende vender la idea de un diálogo nacional que precede al  consenso necesario. Pero ni aquel ni este son reales  ni auténticos. Ha hablado el poder desde  lo alto y quiere, también puede, imponerse de manera irrefrenable.

En ese marco, la resistencia que hoy inició es fundamental para salvaguardar la división de poderes, la independencia judicial y la viabilidad misma de la república democrática.

Va mi solidaridad y llamamiento para que, en medio de todas las vicisitudes, tengan ustedes la entereza para que al profundizar en la coyuntura refuercen la conciencia acerca de lo mucho que está en juego y levanten la mira para abrazar las causas justas.

El presidente López Obrador es un engreído y responsable político de lo que pase.

En esto no hay varitas mágicas, como afirmó don Daniel.

Modesto, va mi apoyo.

Jaime García Chávez