Marco Bonilla y su esposa presumen en redes sociales una profunda amistad con la mercenaria duartista, hoy panista, Reyna Arellano, jefa de una agresiva brigada de choque de la colonia Cerro Prieto.

Pareciera un hecho insustancial, pero exhibe que la conducción electoral del PAN en estos momentos es capaz de llegar a la abyección total para asegurar unos cuantos votos cautivos de los porros que encabeza Arellano, que ya hasta de persona pública la tildan en medios digitales de poca monta.

En el caso de Reyna Arellano se mezclan política y delincuencia de manera más que obvia, pero las autoridades pasan por alto esto porque saben que pueden usarla en momentos de crisis para agredir a disidentes o contrincantes.

Así sucedió con la intervención de Arellano primero como golpeadora duartista y luego como agente del católico Bonilla. En el primer caso, durante la lucha de Unión Ciudadana contra Duarte y Jaime Ramón Herrera Corral, contribuyó a disolver acciones cívicas pacíficas en un edificio público y otros espacios, como se podrá advertir en este video.

Y en el segundo caso, boicoteando a la comunidad artística en la lucha con la que cuestionaron la puesta en escena de La golondrina y su príncipe, un hecho de corrupción consumado que permitió que se embolsaran 30 millones de pesos del erario.

El fenómeno es delicado porque habla de una táctica fascista que se conoce como “el escuadrismo”, encabezado por gentuza como Reyna Arellano, pero detrás de ella están las fuerzas públicas que las protegen para usarlas de manera impune.

Pero eso importa poco, el alcalde la presume como una amiga personal, como una agente golpeadora, y prácticamente hasta jugando un rol en el seno de los afectos familiares.

¿Hasta dónde se permitirá el patrocinio de esta delincuencia?