Ayer la Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que preside la ministra plagiaria, Yasmin Esquivel, votó por unanimidad que haya corridas de toros en el país.

Aunque el amparo que se falló se refiere a la Plaza México de la capita del país, la resolución impactará en toda la república, lo que significa que todos los partidarios de esta que llaman “fiesta brava” ganaron un importante round; pero de todas maneras la batalla por la prohibición de estos eventos taurinos continuará, como corresponde a un mundo civilizado.

Hay argumentos más sólidos por la prohibición, pero de todas maneras el criterio de que el circo prosiga es la visión de la Corte al respecto.

En paralelo a esa noticia de impacto nacional, aquí en Chihuahua los toros andan sueltos, el preciso día en que la Corte dictó su alto fallo.

Sucede que en aristocrática zona residencial de Altozano, se paseó un toro bravío que causó la alarma de todos los colonos, pues temían que los embistiera y eventualmente lesionara o ultimara.

Asistió a contener al vacuno Protección Civil, efectivos de varias corporaciones policiacas, porque de ninguna manera se puede permitir que un toro, en condiciones de igualdad, enfrente a un ser humano.

Dos visiones se involucran aquí. Una, la de las corridas de toros en las que ante la multitud un hombre con todas las de ganar sacrifica a un ejemplar de aquellos; la otra la de un animal en condiciones de igual para afrontar a las personas fuera del redondel.

Estas sí que son paradojas.