El avicultor, político marca PRI, destructor de calles, señor del huevo y proveedor de despensas de los gobiernos y los municipios y, desde luego, beneficiario de la corrupción política, ahora se ha convertido en donador de gallinas para hacerse de buen caldo en sus proyectos políticos. Pareciera cosa del folclor y algo tiene de eso; en el fondo se practica un clientelismo que se le cobrará caro a la sociedad en la medida en que priístas de este tipo sigan ocupando cargos públicos. Aunque las gallinas que hemos visto en las gráficas periodísticas son blancas, en realidad son negras por el embrujo que pretenden infundir en los destinatarios, que más temprano que tarde recibirán el cobro convertido en votos en favor del priísmo restaurado.

Bien miradas las cosas, pareciera que Maurilio Ochoa juega a la gallina ciega, al que Francisco Goya dedicó uno de sus lienzos. Se trata de un juego que a nosotros llegó convertido en solaz infantil. Es sencillo: se le tapan los ojos a uno de los jugadores, se le da malacanchoncha, el resto de los participantes se retira y lo van llamando para que descubra quién es. Pero Maurilio, con sus dotes de innovador, prescinde del tapaojos porque sabe que al entregar las aves de su corral, todos lo deben distinguir a él como el Mister Egg o el señor de los huevos de oro, con vistas a futuras elecciones.

Algunos millares de gallinas ya cacaraquean en colonias de la ciudad, y qué importan las normas sanitarias, cuando las pretensiones de un político son tales que como gran adelantado de las pretensiones electorales ya lanzó su ki-ki-ri-kí anunciador de otro amanecer priísta. En las redes sociales, una señora comentó que este reparto es para que los beneficiarios tengan huevos, no para que hagan caldo, de donde se puede desprender, de acuerdo a esa lógica de que somos el primer lugar en todo, que aquí la mapachería se tornó en industria de corrales, que por cierto ya no existe. Pero eso qué importa.

No sé si este regalo sea producto de un desecho de la propia granja, una baja en los inventarios. Lo que sí está claro es que en unos meses más Maurilio le dirá a sus donatarios: ¿quién soy? Y ellos le contestarán: el señor de las gallinas y va mi voto en prenda. Para muchos, Maurilio es un simple gallina, en la opción de la tonadilla: …pollito, chicken; gallina, hen…