Se ha dicho muchas veces que cuando quieres que no se arregle un problema, por parte del gobierno, se dispone la creación de una “comisión”, un “fideicomiso”, o una “mesa de trabajo”. Cualquiera se preguntará dónde quedan las facultades de intervención de los funcionarios, para poner manos a la obra conforme a sus deberes públicos.

Pero de lo que se trata, al contrario de lo que dispone la ley, es de brincar el obstáculo sin resolverlo, evitar el problema para que en el futuro otros lo atiendan, o simplemente esquivar el bulto cuando se trata de una crisis.

Conforme a esa visión, hay que estar plenamente conscientes de que cuando se anuncie una “mesa de trabajo” es que la atención del problema se difiere, se difumina, y no tendrá puntual solución. En otras palabras, “mesa de trabajo” significa que no hay nada, salvo la ventaja que de tiempo obtiene el o los obligados a atender el problema.

Tal ha sucedido con el tema de los migrantes. A casi un mes de la tragedia en la que perdieron la vida cuarenta personas, apenas se han reunido Francisco Garduño Yáñez, titular del Instituto Nacional de Migración, y la gobernadora de Chihuahua, María Eugenia Campos Galván. El único acuerdo tomado es instalar “mesas de trabajo”, donde se discutirán cosas del pasado que ya no tienen solución, por ser hechos consumados, y se supone que ante la oleada de migrantes que viene, algo van a prevenir para la atención con apego a los derechos humanos, en esta explosiva agenda pública.

Pero, por la víspera, los días. Instalar “mesas de trabajo” es tanto como decir que no habrá absolutamente nada. Y hay una razón más que obvia, tratándose de Garduño Yáñez: este ocupará su tiempo en defenderse él mismo de los cargos que le está imputando la Fiscalía General de la República por su negligencia.

Así las cosas, poco se puede esperar de una mesa en la que se va a deliberar con el autor, por acción u omisión, de la tragedia de Juárez.

Conforme a la ley, estas “mesas” son un simple recurso dilatorio para simular que se trabaja, cuando en realidad o se hace muy poco, o nada eficaz.