Columna

A dónde vas, conejo Blas

Alejandro Gutiérrez, el secretario adjunto de Manlio Fabio Beltrones, mejor conocido con el mote de “La Coneja”, está de plácemes porque le concedieron un amparo con el que seguramente piensa que limpiará su persona de los cargos que se le imputaron durante el quinquenio panista de Javier Corral.

Se trata de un corrompido político del PRI, multimillonario, presuntuoso de su linaje por un supuesto parentesco lejano con Eulalio Gutiérrez, el presidente convencionista durante la Revolución mexicana. Es todo eso, pero una sola cosa lo distingue: ser pieza de un sistema corrupto que se asocia al viejo PRI, en particular al peñanietismo.

El neo-morenista Fermín Ordoñez abrazando a “La Coneja”.

El hecho de que obtenga su libertad, que goce de amparos, no significa, en lo más mínimo, que esté libre de pecado, pues bien que está engranado con lo peor de su partido, hoy en decadencia.

En realidad, la alharaca que se está haciendo hoy con este caso, es una argucia más para limpiar a César Duarte y en muy poco tiempo restituirle su libertad y salvarlo de las incomodidades que dice padecer en el penal de Aquiles Serdán.

Esto lo afirmo porque una simple declaración intrascendente da motivo a ser noticia de ocho columnas, en primera plana, en el periódico del maruquismo, El Diario de Chihuahua, propiedad de Osvaldo Rodríguez Borunda.

“La Coneja”, no lo perdamos de vista, tiene sed de venganza y con qué para lograrla.