Vino Enrique Peña Nieto a decirnos que entre México y los Estados Unidos debe haber puentes y no muros. Ambos, habría que aclararle al presidente, se construirán cuando Washington lo quiera. Eso lo permite una política independiente, no entreguista. La política internacional de México ha tenido momentos luminosos, pero no son los de ahora. Para que haya puentes en primer lugar deber haber capacidad para decidir el contenido de nuestra política económica, soberanía nacional, capacidad de encarar los intereses que lesionan al país, y todo esto no está ni en este gobierno federal ni en los que ha habido a lo largo de las últimas décadas. Más que deseos, lo que Peña Nieto vino a declamar a Ciudad Juárez son engañifas que ya nadie cree.