A Fierro Duarte se le deben fincar responsabilidades
Lo relevante, y me parece que no hay duda al respecto, es que hubo una evasión en el CERESO número 3 de Ciudad Juárez, con toda una secuela de violencia; también significativo es que el gobierno actual recibió ese penal hace un año y medio, prácticamente, y en todo ese tiempo, a ciencia y paciencia, el exfiscal Roberto Fierro Duarte no hizo absolutamente nada para remediar la situación.
Lo grave se ha maquillado y ahora tenemos como noticia principal que la gobernadora resolvió el problema: “liberar” el CERESO, ordenar una espectacular destrucción de bienes y regresar a una normalidad cosmética, porque el hecho de que la gobernadora y su séquito hayan entrado a las áreas del frágil penal y celebrado reuniones de tipo gubernamental, no borra el suceso principal, que a las claras se quiere ocultar con un “aquí no ha pasado nada”. Pero al contrario, el problema ahí continúa, dígase lo que se diga, y es como una olla de presión que tarde o temprano volverá a manifestarse.
El responsable del penal el primero de enero era Roberto Fierro Duarte, y lejos de fincarle las responsabilidades, que razonablemente se pueden establecer por su descuido, por la incuria, por la falta de diagnóstico y acción que se suponen en un funcionario público en una área tan sensible como lo son todos los reclusorios, en especial ese, que tiene fama pública de peligrosidad, se le premia con un cargo en la corte maruquista.
Cierto que lo adscribieron a otra función que lo privó del cargo de fiscal general para el que no estaba preparado, como también es cierto que esa función estatal no tiene que estar necesariamente en el ámbito de la Fiscalía General; pero de ahí a que la impunidad arrope al exfiscal, hay un largo trecho, y lo correcto sería que responda por sus actos.
Pero todo esto parece no preocupar a la gobernadora Maru Campos, que tan pronto le inyectaron oxígeno suplementario en la CONAGO, ya emprendió su acostumbrado viaje a Washington, como si aquí no hubiera cosas qué hacer.
