Columna

Maru Campos caravana con sombrero ajeno

El Estado mínimo al que han aspirado los neoliberales desde hace más de medio siglo se concreta en gobernantes como María Eugenia Campos Galván que, a falta de un desarrollo estratégicamente decidido en la entidad, presuma lo que grandes corporativos internacionales deciden para instalar sus negocios en nuestro territorio.

Todos los gobernadores, de Giner para acá, se han limitado a anunciar en ruedas de prensa lo que se va a invertir desde el extranjero; luego tienen la oportunidad de cortar el listón inaugural, y el resto de los problemas jamás se atienden, ni los laborales, ni los fiscales, y mucho menos los que tiene que ver con el impacto ambiental y los residuos peligrosos que aquí se sepultan, sin tratamiento alguno, en detrimento de la vida.

Hoy, para aparentar que trabaja mucho, María Eugenia Campos dio a conocer que se instalará en el municipio de Chihuahua una planta de la empresa canadiense BRP para construir lanchas. Millones van, millones vienen, número de empleos se presumen, pero en realidad el gobierno poco o nada tiene que ver con esa decisión; simplemente la patrocinan con ausencia de Estado, y más tratándose de compañías canadienses que tanto han lesionado a la entidad, sobre todo en la rama de la minería.

La crisis política que afecta a Chihuahua y que se ha agudizado en particular en materia de seguridad pública, se pretende disfrazar con este tipo de anuncios, que en realidad derivan de decisiones que se toman muy lejos de aquí y que emplean a los gobernantes como simples vocerías de prensa.

Mientras no haya una estrategia económica propia, dese luego abierta al mundo, pero en la que el Estado asuma su papel, todo será la fantasía color de rosa que nos presentan Maru Campos y sus corifeos.