A través de una nota periodística mediante la cual se dice más de lo que se quiere, o de lo que es, se dice que el cacicazgo duartista procederá a despedir y liquidar a cerca de 1 mil choferes que prestan sus servicios en el transporte colectivo de la ciudad de Chihuahua. La finalidad: que en el nuevo esquema del Vivebús “halla puros nuevos”, cero antigüedades. La pregunta ronda por toda la ciudad: ¿Cómo se atreve un gobierno a realizar un gasto extraordinario, inútil, producto de una ausencia absoluta de planeación a erogar lo que no tiene?, ¿o es que creen que la gente comulga con ruedas de molino y las indemnizaciones saldrán de esa entelequia llamada Corporación de Transporte Colectivo?
El trasfondo es que se quiere excluir –por no decir exterminar– a todo lo que no sea CTM-Doroteo Zapata del famoso Vivebús, en un afán de generar un monopolio del transporte colectivo y de ahí realizar un megafraude, transfiriendo toda la troncal a algún amigo del cacique, o mejor dicho a un prestanombre de él.
En la nota periodística, que idéntica se reproduce en otros medios digitales, hasta se habla de que los futuros choferes serán empleados del gobierno con derecho a seguridad social, insinuando algo así como que pasarán a Pensiones Civiles del Estado, lo que deja a la opinión pública en grado de perplejidad, porque si ya hubo despidos de cientos de funcionarios, a los que se sumarán en breve otros, ¿cómo es que pretenden que se les crea que mientras unos salen por la puerta otros se meten por la ventana?
Enorme corrupción política para dar dividendos a unos cuantos, postergación del interés del usuario del transporte en aras de privilegiar, pongamos por ejemplo, pandillas de vividores del corte de la que preside Jorge Doroteo Zapata.
El Vivebús ha sido la vitrina para que todos veamos el desgobierno que hay en Chihuahua. Los dolientes (por lo pronto los de la CROC, que han subido al cadalso o guillotina) deben pensar en acciones de desobediencia civil profundas, drásticas, si no quieren ver en unos días más robar sus intereses hacia un drenaje que va a dar a las arcas del cacique, su grupo compacto y sus prestanombres. Lo que no hagan ahora seguramente lo lamentarán mañana.
Diputados locales de Chihuahua: aparentan que trabajan
En los temas medulares de la agenda, los diputados locales resuelven o se abstienen de hacerlo, siempre en lesión del interés público. Ejemplo de lo primero es cuando validaron la reforma constitucional energética; de lo segundo, que no den pasos firmes en materia de matrimonios de personas del mismo sexo. Pero eso sí, tratándose de apariencias venden baratijas a granel: legislan en trasplantes de órganos, reforman este o aquel aspecto contra la tortura aunque ésta siga practicándose. Pero hay dos diputadas que beisbolísticamente hablando se volaron la barda. La primera es María Ana Pérez inició un texto legal para prevenir el número de suicidios, como si las leyes fueran mágicas y esto pudiera remediarse con literatura legislativa. Necesitaría ser una especie de texto que se llamara “el anti cuitas del joven Werther” para que medio le creyéramos que va en serio su vacilada, que no llega más allá de dar la información del ranking de suicidios y la ubicación en él de Chihuahua. En realidad, bien miradas las cosas, cuando se ve actuar a una legislatura como la presente, sí dan ganas de suicidarse, pero nos las aguantamos.
Otra que no canta mal las rancheras es Mayra Díaz, diputada priísta que pidió más atención con los profesionales en medicina estética. Como si fuera una alta prioridad en la legislación local tener prevenciones en esa materia que, por ser de salud, corresponde al Congreso de la Unión. Al igual que con el suicidio, los chihuahuenses sí quisiéramos una mejor vista del adefésico Congreso, pero es tan grande la cirugía que ahí se requiere, que no se arregla ni con los mejores silicones.