La presidenta del Tribunal Superior de Justicia de Chihuahua rindió informe anual de labores, aunque solo tiene escasos y lamentables cuatro o cinco meses en el encargo que le encomendó María Eugenia Campos Galván.
Tan de poca monta es el peso de la presidenta que la prensa solo se ha referido a dos hechos que nada tienen que ver con el estado que guarda la administración de justicia en Chihuahua.
El primero, por supuesto, fue el discurso de la gobernadora que no pierde tiempo en colonizar espacios que la teórica división de poderes le veda. Columnistas a sueldo hablaron de la mano fuerte de la gobernadora, de cómo trazó una línea entre el presente y el pasado, opacando lo que debiera ser primordial en estos eventos. Quizás piensa que de la justicia alguien se ocupara.
Pretendiendo hablar fuerte, dijo algo así: que hay que acabar con la esquizofrenia judicial, dándose tintes de siquiatra que si bien es cierto falta en el poder judicial, no es ella quien pueda dictaminar la enfermedad porque precisamente humilló a la justicia cuando por su voluntad política decretó que la desvincularán de su propia causa penal, por sus faltas de corrupción política como cómplice que fue de Duarte y coautora del famoso golpe oxigenador, como se dice en el argot localista.
Pero no solo eso, en los hechos pretende rehabilitar a José Miguel Salcido, que fuera presidente por voluntad de César Duarte en una carrera meteórica que convirtió al Judicial en simple instrumento en manos del tirano corrupto. Ahora Salcido se mueve como pez en el agua aprovechando que la presidenta del Tribunal Superior es una especie de cero a la izquierda. Salcido hace y deshace y en esa tarea juega un papel esencial el recientemente nombrado Carlos Alberto Lascurain Ochoa en el cargo de Director de Administración del Poder Judicial.
Pero las cosas no paran ahí, José Miguel Salcido -una especie de secretario sin cartera- interviene en otras esferas del gobierno y como tiene cola que le pisen ya se ordenó que el periódico oficialista llamado El Diario de Chihuahua le limpie la cara, probablemente para catapultarlo a una burocracia estatal caracterizada por su grosura.
Y usted se preguntará ¿qué otras cosas se desprenden del informe de la presidenta? Muy sencillo: que no la acompañaron al after de una cena despreciada por un buen número de magistrados. Es que piensan que como van las cosas le puede dar a la gobernadora, a más de creerse reencarnación de Freud, pintora renacentista y se le ocurra hacerles una última cena.
Creo Dijo Corral que lo ibamos a extrañar