Maru y Bonilla: ¡tengan sus encuestas!
El sistema democrático se debe cuidar o ser precavido con las encuestas. Se dan muchas de una frivolidad autoevidente para los observadores informados y los acuciosos. Pero en el común de los ciudadanos, los de a pie, los que además reciben apoyos clientelares de todo tipo de gobierno, suelen tragarse completa la engañifa que se esconde tras una encuesta a modo, pagada y sin sustento.
Agréguese a esto que las muestras obtenidas surgen frecuentemente de sociedades desinformadas, carentes del activo social que representa una comunicación democrática y no se diga un periodismo de investigación.
Los dos párrafos anteriores sirven de marco para ver lo que está sucediendo en el gobierno de María Eugenia Campos Galván en el estado, y el de su palafrenero en la alcaldía de Chihuahua, el clerical Marco Bonilla. Apenas se acaban de apoltronar y ya una encuestadora los coloca en los primeros lugares de confianza de todo el país.
No es creíble, por elemental sentido común, pero esas píldoras nos las van a estar restregando semana a semana, como hacía Duarte en sus tiempos, y tendrán el efecto de un engaño de grandes dimensiones para ponerla al servicio de proyectos de poder, de la ultraderecha en este caso.