González Mocken, el DHL del maruquismo
No saben hacer otra cosa y a lo que hacen le llaman “política”. Ahora no hay quien desde un cargo público se precie de buen desempeño si no se le ve en las páginas de los periódicos a sueldo “regalando algo”. El que no da no cosecha más adelante en las elecciones. Es el viejo clientelismo, es la ruindad convertida en política.
Lo mismo se puede llamar Andrés Manuel López Obrador o María Eugenia Campos que Javier González Mocken o Carlos Loera De la Rosa.
Pero me referiré a González Mocken, secretario de Educación y Cultura, aunque racionalmente esto se inexplicable, pues no tengo a la transa como recurso de conocimiento. Ha sido porro en la UACJ, saltimbanqui profesional, miembro del priísmo más aberrante como el de César Duarte, priísta, morenista y panista, y ahora maruquista de primera línea. Pero no podría ser de otra manera si Delfina Gómez despacha en la Ciudad de México en la silla que ocuparon José Vasconcelos y Jaime Torres Bodet.
Y como no tienen noción del cargo que ocupan, no les queda de otra a estos politicastros más que aparecer en público como grandes “dadores”, es decir, hasta haciendo caravana con sombrero ajeno.
Así como lo hace el cartero más caro de la historia, Juan Carlos Loera De la Rosa, repartiendo cheques y tarjetas por doquier, González Mocken no perdió la oportunidad de aparecer en almacenes entregando calentones para las escuelas, y a eso llama ser “secretario de estado”.
Por eso siempre he sido afecto a la justicia a secas, es decir, sin condiciones y sin convertirla en dádiva barata.