Luchar contra la corrupción no es nada fácil en un país como México, que tiene en su derecho vigente el basamento de la impunidad. La denuncia penal del 23 de septiembre del 2014 contra César Duarte, planteada desde la ciudadanía y que a la postre devino en su derrota, todavía es hora que no va más allá de los pasos iniciales. 

El gobierno de la Cuatroté, y en particular la Fiscalía General de la República que encabeza Gertz Manero, se ha comportado de idéntica manera a como lo hicieron los procuradores tanto del PRI como del PAN, y el inmovilismo es tal que no se avanza ni milimétricamente en el caso que me ocupa para ir a cualquiera de los puertos posibles: ni acción penal ni archivo. Simplemente, si el ciudadano lucha contra la corrupción, no existe. 

Y ahora las cosas se le van a complicar a la llamada “Operación Justicia” de Javier Corral a partir de que la Suprema Corte de Justicia invalidó diversos artículos de la Ley de Extinción de Dominio, con base en la cual se le habían incautado bienes al tirano César Duarte que ahora tendrá nuevas alas para volar en contra del interés de los chihuahuenses. 

Al paso que vamos no faltará quien proponga que se le pidan disculpas a Duarte. Por mi parte y hasta el último aliento, lucharé en su contra y también en contra de los crasos errores de Javier Corral, que con su justicia selectiva mantiene en libertad al delincuente Jaime Ramón Herrera Corral, arquitecto de la corrupción política durante el sexenio anterior.