En los estrados del Tribunal Estatal Electoral se publicó una cédula que da noticia de un juicio contra la resolución que aceptó el registro de María Eugenia Campos Galván a la gubernatura. Lo signa a nombre de MORENA el señor Diego Alejandro Villanueva González. 

Se pretende una sentencia futura que la inhabilite en su búsqueda por el cargo, por estimar que está sujeta o vinculada a un procedimiento penal, resuelta por un juez penal de control, lo que es del dominio público. 

Bien miradas las cosas, esa acción judicial exhibe debilidad, ayuda al proceso mediático de victimización que está en marcha, lo que significa que sólo ayudará a la panista y, a la postre, no alcanzará su propósito. En otras palabras: su pobreza jurídica es notoria. 

En política hay que hacer bien el propio juego, pero parece que en MORENA no lo entienden y aquí tenemos una muestra. El tiempo dirá si tengo o no la razón. Un procedimiento como el que traigo a comentario y las acciones afuera de un tribunal para coaccionar a un juez, denotan el carácter elemental, casi artesanal, de encarar una pugna de las dimensiones que están involucradas en la elección chihuahuense. Esto se llama ausencia de táctica y estrategia.

Me he apuntado, desde hace mucho tiempo, por caracterizar la candidatura de la panista María Eugenia Campos Galván y he dicho lo que acuerpa en cuanto a derecha política y su encuadramiento en la oligarquía local, de la cual es un ariete, subrayando sus complicidades con el duartismo.

Estos hechos por sí solos, si los visualizaran a fondo, servirían para construir una importante hoja de ruta que MORENA ha perdido, porque sólo tiene ojos para rescatar a un priísta de aquí, otro de allá y otro de acullá. 

Allá ellos, que quien padecerá las consecuencias será Chihuahua.