La seguridad pública es una función de Estado que no se puede compartir con nadie. Es una función pública que implica, desde luego, la participación activa de la sociedad, pero no al altísimo costo de entregar grandes recursos a grupos de interés económico con sobrado capital. 

En el proyecto del Presupuesto que presentó Javier Corral al Congreso del Estado y que probablemente sea votado hoy, siempre a espaldas de todos, se contempla darle a FICOSEC –un grupo empresarial de alto nivel– alrededor de 120 millones de pesos. Es una agrupación que forma parte de los intereses creados de Chihuahua y que, más allá de que no debiera recibir estos recursos, sus resultados son prácticamente nulos. 

Ahora, quien dirige FICOSEC no tiene notoriedad pública, como en su momento la tuvo Luis Lara, un cómplice de César Duarte al que Javier Corral en algún momento cuestionó… para claudicar después. 

En realidad el dinero a FICOSEC es un burdo privilegio que nos desalienta a todos; dígalo si no: un encabezado a ocho columnas de un diario de la capital del estado que da cuenta de 400 ejecuciones nada más en la ciudad de Chihuahua, expresando de paso que el famoso Escudo Chihuahua de Maru Campos es más poroso que una piedra pómez o un queso gruyere.